Hoy nos asomamos a una fabulosa panorámica del Mediterráneo, uno de los mejores miradores de Alicante: el "castillo" de Benidorm. Un destino que presume de estar al completo prácticamente todo el año y fundamentalmente en inviernos como este, que más parecen primaveras.
Entre las dos playas de Benidorm, la de Poniente y la de Levante, hay una gran roca donde se asentaba la fortaleza que servía de defensa ante las incursiones de piratas argelinos y berberiscos, de los siglos XIV al XVI. Posteriormente el castillo fue abandonado, y en la actualidad solo se han hallado algunos restos.
Esos vestigios reposan sobre las rocas del mirador, bajo la nueva construcción, y han bastado para darle el nombre de "castillo de Benidorm", aunque el lugar es conocido también como Balcón del Mediterráneo, con unas espectaculares vistas que se han convertido en una de las mayores atracciones turísticas de Benidorm, junto a sus playas.
El nombre de "el castillo" ha sido reivindicado en varias ocasiones, ya que se ha querido rescatar ese nombre que hace honor a su origen de fortín y no quedarse con el simple de "mirador".
También en la "plaça del Castell" tenemos cuatro cañones que recuerdan que en otros tiempos ese balcón al mar, en la estratégica punta de Canfali, protagonizó avistamientos de piratas y presenció batallas
De hecho, justo al frente esta el islote de Benidorm, punto que los piratas la utilizaban como base para sus ataques a poblaciones costeras, por lo que es de suponer que había bastante que vigilar desde este punto.
Con la llegada de años más tranquilos, el asentamiento se abandonó y fue reconstruido en el siglo XIX, en época napoleónica, durante la guerra de la independencia española contra Francia. Cuando las tropas galas se retiraron, los aliados de los españoles, los ingleses, bombardearon el castillo desde sus naves hasta dejarlo en ruinas.
Fue en 1928 cuando el "castillo" se convirtió en el Mirador que es hoy, y posteriormente pasó por una remodelación en los años 90, ya muy atrás la época de batallas berberiscas. Esta última renovación fue necesaria debido a la erosión que el mar efectúa en la roca.
Entonces se aprovechó para realizar prospecciones por un equipo de arqueólogos que estudió el origen y la funcionalidad de la antigua fortaleza. Bajo la plaza descubrieron parte de sus muros y varias piezas de cerámica de distintas épocas.
El Mirador del Castillo, hoy
Hoy en día, la terraza al Mediterráneo es testigo del desfile de turistas que buscan llevarse una bonita foto y de parejas que se suman a la dudosa moda de colocar un candado allá donde se pueda, en este caso en el pozo que hay en el centro de la Plaza del Castillo.
Las vistas que nos deja el mirador al Mediterráneo son, a un lado, la grandeza de la playa de Poniente con sus palmeras, el pequeño puerto y su paseo formando olas de colores. Al otro, la playa de Levante con casi dos kilometros de paseo.
Eso sí, ambas flanqueadas por esas construcciones que le han dado el sobrenombre a Benidorm de la ciudad de los rascacielos. Y es que, solo si miramos al frente desaparece el cemento y el Mediterráneo se abre ante nosotros, con el islote de Benidorm, una isla de leyenda rompiendo el manto marino.
Este panorama, junto al colorido del propio mirador, con sus escalinatas, las barandillas blancas y su suelo de mosaico que forma cuadros, tan mediterráneos, hace que sea un marco estupendo para muchas fotografías.
El mirador del castillo se ha convertido en un icono de Benidorm y de la Costa Blanca, y pocos se resisten a asomarse a su característica balaustrada.
Para llegar a uno de los mejores miradores de la provincia de Alicante, el castillo de Benidorm, tenemos que dirigirnos al casco antiguo de la ciudad, antiguo pueblo de pescadores y llegar a él por las calles peatonales (no se puede acceder en vehículos privados). También se puede subir por las escaleras desde la playa de Levante o la de Poniente.
Fotos | Enrique Domingo, Purple Heather y Enrique Domingo en Flickr-CC