Supuestamente localizada al noroeste de la península de Yucatán, en el golfo de México, la primera descripción de la isla Bermeja, la primera isla fantasma de la que tenemos constancia, se atribuye al cartógrafo español Alonso de Santa Cruz, en 1539.
Isla Bermeja
Una isla fantasma es una isla que aparece en la cartografía histórica por un período más o menos largo hasta que finalmente se confirma su inexistencia. Se distingue de las islas ficticias porque estas surgieron como parte de mitos, leyendas, obras literarias o cinematográficas.
El último mapa importante que incluyó una descripción de la isla Bermeja fue una edición de 1921 del Atlas geográfico de la República Mexicana, unos 382 años después.
Aunque es probable que la invención de la isla se debiera a un error cartográfico, también puede que desapareciera bajo el mar al subir el nivel.
Sin embargo, investigaciones recientes ya oficializadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de México, demuestran palmariamente que la isla en cuestión no existió y que se ha tratado simplemente de un error cartográfico que se mantuvo indebidamente a lo largo de varios siglos, lo cual ha quedado de manifiesto, verificándose sin lugar a duda.