Rusia es el país más extenso del mundo, y en su mayor parte está vacío. Es decir, que espacio libre, tienen, y mucho.
Por eso resulta un tanto irónico que precisamente en este país con tanto espacio libre se exhiban los que probablemente sean los monumentos más pequeños del mundo.
La rana minúscula
Uno de los monumentos más pequeños de Rusia mide apenas 44 milímetros de altura, es decir, poco más de 4 centímetros. Se trata de una rana de bronce que atrae a muchísimos visitantes y turistas.
El llamado “Monumento a la Rana Viajera”, obra del escultor Oleg Kislitsky, es una minúscula rana de bronce que se encuentra en la ciudad de Tomsk, en Siberia, a unos 3.500 kilómetros de Moscú.
Construida en una fecha tan reciente como 2013, la rana se ha hecho tremendamente popular, y muchos bajan del Transiberiano, que pasa por esta ciudad, para fotografiarse junto a ella (aunque resulta verdaderamente difícil hacerlo habida cuenta de su tamaño). La rana, además, es célebre porque protagoniza un cuento infantil de Vsevolod Garshin.
El pájaro minúsculo
Otra miniescultura muy célebre en Rusia, concretamente en San Petersburgo, tiene 11 centímetros y se llama Chizhik-Pyzhik, un pájaro de bronce que también aparece en un cuento popular ruso.
La estatua, o casi nanoestatua, está sobre un cornisa, en un embarcadero del río Fontaka. Según la tradición, si se lanza una moneda sobre la cabeza de esta estatua y ésta no cae al agua, la buena siempre vendrá a nosotros. Si la moneda cae el agua, por el contrario, el mal augurio se cernirá sobre nosotros.
Alcanzar al pájaro de bronce es difícil, pero algunos se las han ingeniado para hacerlo. Los jóvenes atan un vaso de vodka con una cuerda, lo bajan y brindan con el pico. Hay que tener en cuenta que el vodka es el atributo principal en la canción sobre Chizhink: “Chizhik-Pyshink, ¿dónde has estado? Bebiendo vodka en el Fontanka”.