Hay muchos nombres de lugares, de regiones en el mundo que ni siquiera escuchamos alguna vez en nuestras vidas, pero que permancen dentro de ese listado imaginario de los parajes más remotos del planeta. Hoy en Diario del Viajero volvemos a hacer las maletas y ponemos rumbo hacia uno de estos lugares recónditos: La Puna.
Dicen los geólogos que se trata sin duda una de las regiones menos explorados de la tierra, una caja de Pandora que puede ser fuente de grandes descubrimientos.
En un ambiente hiperárido, con vientos que llegan a superar los 350 kilómetros por hora y a más de 4000 metros de altura, se encuentra este paisaje hostil e inaccesible. Allí yace este tesoro de la naturaleza que es el desierto puneño.
Tan extremas son las condiciones de este emplazamiento que los investigadores señalan que no existe otro lugar en el mundo como éste. Hay uno que guarda ciertas similitudes según los últimos estudios, pero nos queda un poco lejos por ahora. El lugar en cuestión no es otro que Marte.
Si tenemos que posicionarlo en el mapa deberemos viajar hasta Argentina, más concretamente a la provincia de Salta, Catamarca y/o Jujuy. En Carachi Pampa y Puruya, dos localidades catamarqueñas ubicadas casi en el límite con Salta, el desierto puneño adquiere siluetas y formas muy similares a las típicas imágenes de la superficie marciana: grandes ondas esculpidas por los constantes y fuertes vientos durante más de 3000 años.
Menos llamativo que el pasaije sobrecogedor que contemplaremos es conocer que en estas latitudes la atmosfera es mucho menos densa de lo que estamos acostumbrados, lo que unido a los vientos y a la presencia importante de polvo volcánico le convierte en una laboratorio para el estudio de condiciones muy particulares del planeta y extraplanetarias.
Silencio y desolación, horizontes infinitos, dunas de grava nunca antes descriptas, estepa arbustiva...parajes de desoladora belleza, que nos invitan en muchos casos a la reflexión, a la introspección.
Además del espectáculo de este paisaje de ciencia ficción, los vientos extremos que llevan azotando la Puna desde hace tanto y tantos siglos pueden ser los responsables en gran medida de la increible fertilidad de los suelos pampeanos.
Sin huellas para guiarse, ni rastros de agua y a no menos de 90 kilómetros del poblado más cercano, algunas visitas a esta región puede convertirse para el viajero en aunténticas expedidiciones.
Recomendaría para comenzar un viaje por estas tierras partir desde Jujuy. Una vez allí encontraremos diferentes ofertas para adentrarnos en este lugar tan remoto.
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