Parte importante de esta cultura es sin duda alguna su sistema de rituales que a lo largo del año marca fechas señaladas para la celebración de festivales. Uno de estos festivales, y probablemente el más conocido, son los tsechus, que se celebran de forma anual en cada uno de los 20 dzongkhans (provincias). Siendo los más famosos los de Paro y Thimpu, las ciudades más importantes del país, todos tienen un hilo conductor en común.
Se trata de festivales que duran varios días y a los que la gente de los pueblos cercanos acude desde el primero hasta el último. Se celebran danzas tradicionales, representaciones de la mitología budista e incluso espectáculos humorísticos. El detalle de las mácaras, vestidos, pasos de baile... son exquisitos y pueden perfectamente conformar el paraíso para un antropólogo o simplemente un viajero ansioso de exotismo puro.
Coincidir con uno de estos festivales no es muy difícil, no obstante, si se quiere asistir al de Paro habrá que viajar al país a mediados de marzo, mientras que si se quiere ver el de Thimpu habrá que hacerlo a principios de octubre. Pese a las dificultades y coste económico que supone viajar a Bután, sólo uno de estos festivales ya justifica este esfuerzo.
Imagen | Anja Disseldorp En Diario del Viajero | El gran libro de Bután En Diario del Viajero | 10 países para visitar antes que llegue el turismo (I)