Esto se debe a que esta ciudad, que nació como un pequeño pueblo pesquero, agradece a la hermosa actriz francesa el hecho de que ella la hiciera famosa y la posicionara como un destino turístico.
Claro, ya que cansada del acoso de los paparazzis durante los años 60, Bardot decidió buscar un sitio hermoso, alejado, pequeño… su propio paraíso. Y fue así que descubrió Búzios, este hermoso sitio ubicado a 180 kilómetros al nordeste de Río de Janeiro que se convirtió en su refugio.
Pero, luego de que el mundo descubriera a su rincón en el mundo, la ciudad comenzó a recibir turistas de todo el mundo y, entre ellas, muchas estrellas del mundo del cine y de la música. Es por ello que, a modo de agradecimiento, se bautizó al paseo costero que se extiende desde el final de la playa do Canto hasta el extremo de la playa da Armação con el nombre de Orla Bardot.
Y es justamente en ese sitio donde se alza su escultura. Un trabajo de la artista Christina Morra quien inmortalizó a la estrella francesa apreciando la puesta del sol y sentada sobre su maleta.
Hecha en tamaño natural y de bronce, esta reproducción de Brigitte Bardot mirando al horizonte es la foto obligada para quienes disfrutan de las playas de Búzios.
Allí es donde los viajeros se acomodan a su lado, la abrazan, la tocan, la besan. Una imagen repetida que los turistas que visitan Búzios se llevan a sus hogares.
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