Si el otro día se nos ocurrió darnos una vuelta por la costa de Euskadi en autocaravana, hoy tenemos el día más de pasar unas vacaciones en el interior, así que hoy cogemos una pequeña maleta y nos vamos a visitar siete pueblos con encanto en el interior del País Vasco con mucho que ver y hacer.
Como siempre, no están todos los que son ni son todos los que están, pero desde luego sí que es una pequeña selección de pueblos encantadores con un muy marcado pasado medieval y una conexión maravillosa con la naturaleza. Vamos allá.
Laguardia, casi lindando con La Rioja
El precioso pueblo de Laguardia es la capital de La Rioja Alavesa, zona de vino y rodeada por una muralla que mandó levantar el rey Sancho el Fuerte de Navarra. Sin lugar a dudas lo que primero deberíais ir a visitar al llegar es su gran joya escondida: el pórtico de la Iglesia de Santa María que conserva intacta la policromía del siglo XVII. Es todo un maravilloso trabajo de artesanía que en un segundo se despliega ante nuestros ojos, si hemos reservado cita.
Paseando por su casco antiguo medieval somos conscientes de lo que fue la grandeza de este municipio y dedicarnos a localizar los blasones y escudos. Parte de su encanto radica también en lo que hay bajo tierra: cuevas o bodegas familiares construidas entre los siglos XVI y XVII y que casi recorren todo el subsuelo.
El Ciego, con las bodegas más famosas del mundo
Seguimos por zona de vinos, y nos vamos de un salto hasta Elciego. Con su nombre tan peculiar remonta sus orígenes a 1607 y está lindando con La Rioja. De nuevo es un pueblo cuya vida gira en torno al vino y está lleno de pintorescas callejuelas llenas de obras arquitectónicas como la Ermita de la Virgen de la Plaza o la parroquia de San Andrés. Y está lleno de casas-palacio que mantienen el mismo aspecto que en el siglo XVII.
Pero si hay una cosa por la que destaca ElCiego, es por las Bodegas Marqués de Riscal, y su hotel con inconfundible diseño de Frank Gehry. Además de hospedarte allí podrás conocer todo sobre las bodegas con una visita guiada. Imprescindible también una subida al mirador Aires de San Roque, desde donde podrás observar todo el pueblo.
Tolosa
En este caso vamos a saltarnos un poco nuestra limitación de "pueblo" porque Tolosa es uno de las localidades más majestuosas del País Vasco. Situada a orillas de río Oria, Tolosa es una villa de gran importancia histórica, orgullosa de su pasado y que se adapta a los nuevos tiempos. La antigua capital de Gipuzcoa, fue un lugar de paso importante en la ruta comercial que comunicaba Navarra con los puertos del Cantábrico y, durante siglos, se benefició de numerosos privilegios.
No podemos dejar de callejear por su casco antiguo lleno de calles estrechas organizadas de forma paralela y separadas por numerosas plazas. Sobresaldrá en nuestro paseo la Iglesia parroquial de Santa María, del siglo XVII, en Gótico Vasco y con una fachada barroca. También hay que admirar la Iglesia y convento de Santa Clara, el ayuntamiento y los diferentes palacios como el de Idiakez, el de Atodo, el de Aramburu o la Diputación.
Orduña
Orduña, la única localidad de Vizcaya con título de ciudad, nos abre ante nuestros ojos un precioso Casco Antiguo medieval lleno de monumentos religiosos y civiles. Su maravillosa zona amurallada nos lleva a lugares como la Iglesia de Santa María, el Palacio Ortés de Velasco, La Aduana y el Monumento del Txarlazo.
La naturaleza y su importancia está muy presente en Orduña, por eso es un lugar perfecto para los amantes de deportes como el ciclismo de montaña o el senderismo. La cercanía a los accidentes geográficos de Tologorri o Txarlazo es vital y muy destacable es el Monte Santiago, donde está el Alto del Nervión, el salto de agua más alto de la Península Ibérica.
Beasain
En pleno corazón de la comarca del Goierri y apenas a media hora de San Sebastián, está Beasain, de nuevo un lugar que presume de una naturaleza maravillosa. Está en medio de montes como Murumendi, Usurbe y Pagokabar y acompañado del río Oria.
En el casco antiguo de Beasain destaca el conjunto monumental de Igartza, formado por un palacio del siglo XV, un puente del XII, una presa de madera, una ferrería del siglo XIII y un molino de la misma época que todavía sigue en funcionamiento.
Oñate
Volvemos a Guipuzcoa y nos disponemos a visitar Oñate, a la que el pintor Ignacio Zuloaga denominó 'la Toledo vasca'. Está bastante escondido en las montañas y hasta los inicios del siglo XX aquí estuvo la única universidad de todo el País Vasco, la Universidad Sancti Spiritus, toda una joya renacentista en la que hoy está el Archivo Histórico de Protocolos de Guipuzcoa. Con un centro histórico muy pequeño, se visita el pueblo con cierta rapidez, pero queda grabado en el corazón y la retina.
Tiene una situación inmejorable y está muy cerca de otros puntos de interés como el Santuario de Arantzazu o las cuevas de Arrikutz y está al pie del Parque Natural de Aizkorri, lo que lo hace perfecto para ser una base de partida para excursionistas.
Balmaseda
No podemos dejar de hacer una ruta por el interior del País Vasco sin parar en Balmaseda, la que es la primera villa por fundación (1199) de Bizkaia. Una gran manera de conocer esta gran historia es visitar el Museo de Historia Villa de Balmaseda, situado en la iglesia de San Juan El Moral. Otros sitios de parada obligada en el pueblo son el Horkasitas (siglo XVII), la iglesia de San Severino, del siglo XV y edificada sobre lo que era la muralla y la casa consistorial o el Puente Viejo, el testimonio más antiguo de la Balmaseda amurallada.
Es la capital de la región de las Encartaciones, y es una joya a escasos 15 minutos de Bilbao. Es un destino perfecto para poder "respirar" ya sea en alguna de sus rutas de senderismo o de BTT. También pasa por allí un tramo del Camino de Santiago. Por lo que respecta a fiestas, conservan una gran tradición de Semana Santa, con espectaculares representaciones, y conmemoran el pasado medieval de la villa con un mercado en mayo. Pero es San Severino y las putxeras lo que tiene más tirón.
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