La elegancia del Art Decó inunda Madrid de la mano de Tamara de Lempicka

Con eso de que empeora el tiempo siempre nos apetece tener planes en el interior para sobrellevar los días de frío y lluvia y estamos nosotros por aquí para dar las mejores ideas. Una exposición de pintura no tiene porqué ser únicamente eso, sino que puede reflejar todo lo que fue una época maravillosa, así que si podéis no debéis perderos la elegancia del Art Decó que inunda Madrid de la mano de Tamara de Lempicka.

Desde hace unas semanas y con el Palacio de Gaviria como testigo de excepción, está abierta en Madrid la perfecta exposición Tamara de Lempicka: Reina del Art Decó, que va mucho más allá de unos cuadros y unas fotos, transportándonos a una época de alegría y libertades. Una visión de un estilo único que influyó en los estilos modernistas.

Tamara de Lemipcka: Reina del Art Decó

Ya solo con la vida de esta artista tendríamos material para una exposición, sin necesidad de mostrar ni sus cuadros, pero verlos es profundizar en su vida y para entenderlos hay que saber qué y cómo vivió. Sus primeros años están recubiertos de un halo de misterio, que deja incluso dudas de su fecha de nacimiento y de su lugar, aunque siempre se ha tomado Varsovia como el dato cierto. Con una infancia y adolescencia entre Suíza, Italia, Polonia y Rusia, con aprendizaje de idiomas y arte se va formando una personalidad arrolladora.

Se casa con Tadeusz Lempicki en San Petersburgo y en 1918 escapan de allí y se instalan en París... ahí empieza su verdadera historia. Las clases de pintura, los locos años veinte, la alegría tras la Primera Guerra Mundial nos traen a una Tamara ilustradora de revistas de moda y con comienzos en el arte.

Su segundo matrimonio con el Barón Kuffner y la inminente Segunda Guerra Mundial los llevan a EEUU , a Beverly Hills y a los lujos y vidas glamourosas con actores y famosos. Termina sus días en Cuernavaca y sus cenizas volaron en el volcán Popocatepec

Decoración y arte

La exposición contextualiza la trayectoria de Tamara de Lempicka a través de una puesta en escena inmersiva donde las obras están colocadas en el ambiente perfecto decorado con objetos decó. El Palacio de Gaviria no hace otra cosa que contribuir a crear el continente perfecto para su vida. Las pinturas dialogan con los muebles, los biombos, las lámparas y jarrones, las vidrieras y las fotografías y grabaciones de la época.

Tamara y la Moda

Las dos amigas - Confidencias, 1928, óleo sobre lienzo © Tamara Art Heritage /ADAGP, París VEGAP, Madrid 2018

Además de poseer la que en su momento fue la casa más moderna de París, en Rue Méchain 7, hablar de Tamara de Lempicka es hablar de moda y de su intensa relación con ella. Sus comienzos artísticos fueron como ilustradora para revistas femeninas, como ese magazine Femina, del que hay un original de 1921 en la exposición. Esta obra de arriba, 'Las Confidencias' (las dos amigas) refleja bien ese interés por la moda.

Buscaba ser la mujer más elegante de todo París, tomando como inspiración a Greta Garbo y siempre escogió cuidadosamente a los fotógrafos que la retrataron.

En una preciosa sala llena de espejos hay trajes y sombreros de sus modistos y diseñadores favoritos: Descat, Schiapelli, Vionnet o Patou. También unos maravillosos zapatos prestados por el Museo Salvatore Ferragamo. Su cuadros y retratos se entienden incluso mejor al ver esto y compararlo con los maniquies de Siegel.

Las amazonas

Susana en el baño, 1938, óleo sobre lienzo © Tamara Art Heritage /ADAG, Paris/VEGAP, Madrid 2018

'Las amazonas' era el nombre con el que a inicios del siglo XX se llamaba a las mujeres homosexuales. Tamara nunca ocultó sus amores femeninos y se afrontaba entonces el tema de una manera desinhibida. Los cuadros de mujeres amantes, los desnudos que recuerdan a los estudios de arte antiguo. Precioso es 'Susana en el Baño'. Una belleza rotunda que recuerda a otras épocas.

Sus visiones amorosas

La bella Rafaela, 1927, óleo sobre lienzo © Tamara Art Heritage / ADAGP, París, VEGAP, Madrid 2018

'La Bella Rafaela' es el perfecto retrato que Tamara le hizo a una prostituta de con la que se obsesionó, una mujer de formas redondas y piel de mármol, que resplandece en la oscuridad del fondo. También en la exposición hay historias sáficas, abrazos prohibidos, que destacan entre la modernidad de rascacielos de Nueva York que dan el entorno perfecto a lo que salía de los pinceles de Tamara.

Si todo lo que os hemos enseñado y contado no os ha terminado de convencer de ir a verla yo ya no sé qué más decir. Tenéis tiempo hasta el 24 de febrero y la visita con audio-guía cuesta 13,00€ y vale mucho mucho la pena.

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