Aunque volvemos a tener un pequeño traspiés en lo que a viajar se refiere, podemos seguir planificando y haciendo viajes que nos carguen de las baterías. Y como el nuevo año está ahí a la vuelta de la esquina es momento de proponer 11 planes perfectos, y para todos los públicos, para hacer en Palma en 2022. Pase lo que pase, siempre seremos felices en las Islas Baleares.
Aunque otras veces nos hayamos dedicado más a conocer las islas del archipiélago balear, hoy nos quedamos con la capital, con Palma, y todo lo que nos puede ofrecer de historia, museos, diversión y gastronomía, porque terminar con el estómago feliz es siembre la mejor manera.
Dedicar un día a visitar su Catedral, iglesias, casas y palacetes, porque Palma cuenta con una amplia riqueza histórica y cultural. En cabeza de todos los edificios que admirar está La Seu, su catedral que es una visita que por sí sola merece el viaje a la ciudad. Una de las catedrales góticas más espectaculares del mundo, con una ubicación simplemente extraordinaria, con su silueta reflejándose en el Parc de la Mar y definiendo el ‘skyline’ de la ciudad.
Elegir cuales y visitar sus museos, como el Museo de Arte Moderno y Contemporáneo Es Baluard o la Fundación Pilar y Joan Miró, dedicada a la figura del genial artista catalán que construyó un fuerte vínculo con la capital balear en la última etapa de su vida.
Ir de compras (o a curiosear) por su Milla de Oro, considerada el corazón comercial de Palma. En esta zona, comprendida entre el Paseo del Born, la calle de Sant Feliu y la amplia y señorial Avenida de Jaume III, se concentran grandes firmas comerciales, nacionales e internacionales, que se alternan con bares, cafeterías y restaurantes para todos los gustos.
Recorrer sus mercados tradicionales y gastronómicos, como el Mercat 1930 u otros con una larga trayectoria, como es el caso de Santa Catalina y L’Olivar, espacios que permiten sentir el ritmo de la ciudad, conocer de primera mano los ingredientes locales y comprar productos tradicionales. Esto lo podemos unir a decicarnos a degustar sus productos típicos, como sus famosas ensaimadas, que se realizan diariamente en forns y pastelerías de toda la ciudad: el dulce que nació como un pan o pasta dulce para celebrar el fin de año en la comunidad judía. Su legado es tan antiguo que está calificada como producto con denominación de origen.
Aprovechar el buen tiempo para zambullirnos en las cristalinas aguas de sus playas, como las de la Playa de Palma, de arena blanca y fina. Un paraíso concurrido y animado al lado del Paseo Marítimo, que además cuenta con todos los servicios y con una amplia oferta para practicar todo tipo de deportes de agua: surf, pádel-surf, o kayaks, entre otros.
Si nuestro viaje es con los pequeños de la casa, también tenemos el plan perfecto para hacer con niños: una visita al Aquarium para descubrir los tesoros mejor guardados del mundo submarino. Una fantástica experiencia para toda la familia que permite conocer los increíbles hábitats marinos y la labor de rescate, protección y preservación que, desde su fundación, realizan.
Con los tiempos que corren y ese endemoniado virus que sigue fastidándonos nuestros ha´bitos, no hay nada mejor que disfrutar de sus terrazas y azoteas. Comenzando por las de la Catedral, un lugar idóneo para observar, a vista de pájaro, la ciudad y su entorno. Y por supuesto, las azoteas de algunos de los hoteles boutique del centro histórico, que combinan singularidad y descanso con atardeceres mágicos.
Para entender bien la historia de la isla, hay que perderse por el Barrio Judío de la ciudad. Palma fue una importante ciudad medieval y como tal, contó con su propia judería. De hecho, el barrio judío de Palma, conocido como ‘Call Maior’, conformaba una especie de ciudad independiente, también amurallada y con entradas propias a su interior.
Siguiendo con ahondar en los orígenes de Palma, tambi´én hay que visitar los Baños árabes, uno de los monumentos más emblemáticos de Palma y, sin duda, uno de los grandes legados de la arquitectura musulmana en toda Mallorca, durante la que se puede ver la gran sala central, rodeada de columnas, dedicada a los baños de vapor y que formaba parte de una residencia particular.
Si estáis allí estas fiestas, aún tenéis tiempo de vivir sus tradiciones navideñas, como asistir al Canto de la Sibil·la, un canto navideño declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, o realizar la Ruta de los Belenes, que descubre a los visitantes una tradición artesanal en la que participan anualmente numerosos comercios y asociaciones.
Y para terminar una visita feliz, nada mejor que deleitarse con una increíble gastronomía en alguno de los restaurantes con estrellas Michelin de la ciudad. Establecimientos que aúnan ingredientes y productos de primera calidad con el saber hacer de sus chefs como Santi Taura, Adrián Quetglas, Marc Fosh o Fernando P. Arellano, con su restaurante Zaranda.
Imágenes | Visit Palma y Pixabay