A veces uno descubre rincones del mundo por casualidad. Este ha sido el caso al encontrar un lago de aguas rosadas en Australia: el lago Hillier.
No soy amante de los deportes de riesgo, pero por esas cosas del tiempo ocioso, me encontré viendo vídeos sobre los saltos mas asombrosos hechos por quienes practican la locura de lanzarse al vacío enfundados en un wingsuit.
Eso, un traje con alas que se supone que les garantiza "volar" (y que se ha cobrado alguna que otra vida, pero eso parece no importar mucho al espectáculo). Bueno, después de haber visto esa descarga de adrenalina lanzada al viento desde cimas de montañas y pasando por huecos en desfiladeros, me encuentro con este salto de un tal Chuck Berry (el aspirante a pájaro, no el músico).
Por supuesto, lo que mas me atrapó fue el escenario y me puse a investigar: un lago de aguas de un fuerte color rosado en una isla australiana.
El lago Hillier se encuentra en un archipiélago ubicado junto a la costa sudoeste de Australia, bastante lejos de los puntos mas turísticos del país. En la mayor isla de este grupo, encontramos este lago de poco mas de 600 metros de largo por unos 200 metros de ancho.
El agua del Hillier tiene una altísima concentración de sal, de hecho de cerca se observa sobre el agua y en su ribera, bochones o acumulaciones de costras de sal. sin embargo, no es esto lo que le da su color característico.
Como ocurre en otros lagos rosados, por ejemplo en el lago rosa de Senegal, el color puede deberse a la presencia de microorganismos (como una micro-alga llamada Dunaliella salina y otras colegas cargadas de algo llamado Bacteriorodopsina, una proteína de color púrpura).
Sin detenernos en los aspectos científicos, me quedo con el bellísimo panorama de un rincón que parece sólo posible en la imaginación de un escritor de mundos fantásticos.
Foto | Wikipedia
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