¿Un tour turístico por la ruta de La Manada en Pamplona? Es posible, y hay cosas peores

Las calles de Pamplona fueron recorridas la madrugada del 6 de julio de 2016, durante las fiestas de San Fermín, por La Manada, el grupo de cinco hombres que abusaron sexualmente de una chica de dieciocho años en un portal en el centro de la capital navarra.

La Policía Municipal de Pamplona investiga ahora una página web que lleva por nombre 'tour de La Manada' que promete seguir el mismo itinerario que la Manada. Si bien los autores de este tour puntualizan que pretenden "denunciar el maltrato a la mujer" a la vez frivolizan con este hech ofreciendo "calcomanías a imitación del tatuaje de El Prenda".

Hay casos peores del llamado Turismo Negro

En la web, ya cerrada, en la que se ofrecía el Tour de la Manada se anunciaba el servicio en estos términos:

Entre el alcohol y el desenfreno, cinco varones con peinados a la última moda se encuentran a una joven en la céntrica Plaza del Castillo. Apenas 20 minutos después entraban con ella en un portal a 300 metros de distancia y la agredieron sexualmente. ¿Qué paso en esos 20 minutos? ¿Dónde fueron los agresores después? ¿Cómo los identificó la policía? ¡Descúbrelo todo en este tour! (...) Tras ello se podrán adquirir las camisetas que vestían los miembros de La Manada en una tienda cercana.

Naturalmente, la web no solo resulta ofensiva para muchos lectores, sino que, tratándose de un tema tan sensible y tan reciente, también pudiera constituir un problema en la lucha contra la violencia de género. El alcalde de Pamplona, de hecho, ha asegurado que se trata de una acción contraria a la estrategia del Área de Igualdad de Pamplona.

Sin embargo, este no es ni el único ni el más sangrante ejemplo de turismo de mal gusto o turismo morboso. Esta clase de turismo tiene su público, así que incluso tiene su propia nomenclatura: Turismo Negro o Dark Tourism.

Por ejemplo, ¿qué os parece un tour las zonas devastadas por el tsunami de Phuket, en el sudeste asiático? Pues existe. La agencia tailandesa World Class On Tour ofrece un paquete turístico en el que podéis llegar hasta el resort Khao Lak, que quedó en ruinas, al templo que sirvió de depósito de cadáveres o a otros enclaves que en gran parte se hubieran salvado de la destrucción si la fiebre hotelera y turística se hubiese limitado a construir a dos o tres kilómetros de la costa (como sabe todo indígena) y no a la vera del mar. Es posible, además, adquirir fotografías de cadáveres o camisetas conmemorativas del maremoto.

Lo mismo ocurre en Río de Janeiro, donde es posible contratar una Favela Tour o un Geeptour. Sí, cuesta imaginar qué turista pudiente podría desear perderse por la jungla de favelas donde impera la ley del más fuerte, pero lo cierto es que tiene su público. Por 60 dólares tienes derecho a un recorrido de dos horas por la favela de Rocinha, de 200.000 habitantes.

La última moda, sin embargo, es el narcoturismo. Imaginad que planeáis un viaje de placer a Colombia. Contratáis a un guía para visitar la Ciudad Perdida, una antigua ciudadela construida casi en lo más alto de Sierra Nevada de Santa Marta, a tres días de agotador camino por una selva. Y de repente, la cámara empieza a inmortalizar varias plantaciones de coca. El guía turístico, entonces os muestra en qué consiste y cómo funciona un laboratorio de procesamiento de coca en plena jungla.

Sin tantos riesgos, también ha habido una empresa de viajes de Medellín que, entre sus paquetes turísticos, incluye uno que consiste en una visita a la casa donde nació el capo colombiano Pablo Escobar o la cárcel donde estuvo preso.

Es cierto que hay tours de Jack el Destripador. Y también que en el gulag yugoslavo situado en la isla del Adriático Goli Otok, que acogió a unos 3.000 disidentes hasta su cierre en 1989, se presenta la posibilidad, incluso, de que los visitantes se conviertan en presos durante unas horas para sentir lo que algún día pudieron padecer los represaliados. Sin embargo, también hay que tener en cuenta las palabras que un día dijo Woody Allen: "Tragedia más tiempo igual a comedia". Y todavía no es el momento para presentar tours como el de La Manada. O quizá no lo sea nunca.

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