Hay lugares mágicos que atraen turismo en masa y a pesar de todo, de las riadas de gente que te encuentras por momento te transmiten (cierta) paz y te hacen reflexionar. Stonehenge es uno de ellos y seguirá siéndolo por todo lo que rodea la magia que se le supone y su manera de construcción, pero si hay algo que cuando estás allí perturba lo que sea es la carretera que pasa pegadita al monumento. Pues ahora quieren construir un túnel para soterrarla y la idea gusta aún menos.
El entorno de las piedras tiene tanto valor como el monumento en sí, es sólo esa imagen idílica de Stonehenge que estamos acostumbrados a ver en todas partes. Todos los terrenos adyacentes forman parte del monumento, con sus tumbas y sus promontorios, algo que entiendes perfectamente pasando antes por el centro de visitantes. Y por el medio una de las carreteras con más tráfico que os podáis imaginar.
La A303 atraviesa el conjunto megalítico de Stonehenge, Avebury y sitios relacionados, que así es como se llama en concreto el sitio, y separa las irónicas piedras de otros monumentos limitando el disfrute del monumento en toda su amplitud. La propuesta plantea el soterramiento de casi tres kilómetros de la ruidosa carretera en las zonas adyacentes y por debajo del propio monumento. Hay voces felices que reclaman que se volverá un lugar pacífico y por supuesto los arqueólogos se están echando las manos a la cabeza por los daños que pudiera ocasionar.
Es un poco lo de "más vale malo conocido que peor por conocer". La carretera como está es un espanto para la vista y para la calma que deben proyectar las piedras: contaminación, atascos, ruidos, accidentes... pero desde luego sería causarle un daño irreversible al entorno, dañando la integridad arqueológica de toda el área. Stonehenge es uno de los monumentos megalíticos más conocidos del mundo, sino el más, y todo daño que se pueda hacer a su entorno debería ser muy muy meditado.
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