Stonehenge es un monumento megalítico construido a finales del Neolítico situado cerca de Amesbury, en el condado de Wiltshire, Inglaterra, a unos quince kilómetros al norte de Salisbury. Cada año recibe miles de turistas, e incluso se le han adjudicado propiedades sobrenaturales.
No en vano, el monumento es impresionante: está formado por grandes bloques de rocas metamórficas distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas. Sin embargo, unos arqueólogos han descubierto un monumento más impresionante, por cerca de Stonehenge, y que es mucho más impresionante.
Su nombre es Superhenge (muy poco obvio) y es un nuevo círculo de noventa piedras de gran tamaño (alrededor de 4,5 metros), que se encuentra en la llanura de Salisbury, a apenas 3 kilómetros de Stonehenge. ¿Entonces? ¿Cómo es posible que haya pasado desapercibido para los turistas?
Porque no está a la vista. En realidad está bajo tierra, y los arqueólogos lo han detectado gracias a sistemas de radar que penetran con su señal bajo tierra para ofrecer imágenes exactas del subsuelo. La formación megalítica tendría forma de herradura y fue construida hace casi 5.000 años.
¿Algún día la desenterrarán y la sacarán a la luz? Tal vez. Pero ahora, cada vez que visitemos Stonehengue, quizá deberíamos recorrer las inmediaciones de este otro templo bajo el suelo. Quizás notemos alguna energía telúrica recorriéndonos el empeine.
Vía | El Mundo