La cumbre del monte Cervino o Matterhorn, con sus 4478 metros es la quinta cima más alta de los Alpes y fue la última de las grandes cumbres alpinas en ser escalada. Tal hazaña merecía un museo, y así se recoge en el Museo del Matterhorn o Zermatlantis, en Zermatt (Suiza), el único dedicado íntegramente a una montaña.
El monte es conocido como Cervino en español e italiano, como Matterhorn en alemán, Mont Cervin o Le Cervin en francés o Hore o Horu en dialecto walser. Pero sea cual sea el idioma por el que lo nombremos, es probablemente la montaña más famosa de los Alpes por su marcada forma piramidal.
El museo del Matterhorn, situado junto a la Iglesia católica de Zermatt, está construido bajo una pirámide de cristal que homenajea al Matterhorn y a esa particular forma, con la intención de crear el menor impacto ambiental posible.
Bajo el suelo se abren las salas del museo subterráneo, que recrea en su mayor parte el Zermatt de mediados del siglo XIX, y nos cuenta sus leyendas. La mayor parte del espacio traslada al visitante a la época dorada del alpinismo, donde tanto aventureros como aristócratas competían en la conquista de las grandes cumbres alpinas en una carrera por el triunfo de llegar allá donde nadie había llegado.
El museo también dedica una parte de sus instalaciones a mostrar la evolución del material y la forma de escalar, haciendo un repaso por la historia de los deportes de montaña. La geología y la glaciología de la zona también tienen presencia en el museo, y aquí descubrimos el Gornergletscher, el segundo glaciar más largo de los Alpes.
El museo también expone interesantes objetos que los hielos de los glaciares han devuelto con el paso de los siglos, desde el Neolítico. Un testimonio de lo pequeños que somos en relación a la edad del entorno montañoso.
La mítica conquista del Matterhorn
En definitiva, el museo Matterhorn o Zermatlantis muestra la importancia de la historia de la montaña y los valles colindantes en sus poblaciones, la evolución geológica, social y cultural de su área de influencia y entorno, así como el triunfo y tragedia de la conquista de esa fabulosa cima.
Y es que a mediados del siglo XIX se habían escalado todas las cumbres alpinas menos una, el Matterhorn. Muchos expertos entonces la declararon inexpugnable, tanto por la vertiente italiana como por la suiza.
La primera ascensión fue lograda el 14 de julio de 1865 por el británico Edward Whymper y su grupo, una cordada de 7 escaladores, 4 de los cuales perecieron en el descenso. Desde entonces muchos alpinistas han querido emular el logro de coronar el mítico monte Cervino o Matterhorn.
Este homenaje a la historia del montañismo lo vemos en la localidad suiza de Zermatt, ubicada a los pies del Matterhorn y cuyo desarrollo turístico está estrechamente vinculado con la montaña.
Es un centro de vacaciones libre de coches que ha logrado mantener su carácter originario y que, más allá de ser base para montañeros, ofrece otras muchas posibilidades de excursiones y visitas para todos los públicos. Además, está en la región conocida como “Matterhorn Glacier Paradise”: la mayor estación de esquí de verano, y también la emplazada a mayor altura.
La región también es famosa entre los escaladores por terminar en Zermatt la “Haute Route”, una exigente ruta internacional de más de 400 kilómetros para excursiones de varios días que parte en el Mont Blanc.
El Museo del Matterhorn o Zermatlantis nos adentra en todos los secretos de la mítica montaña fronteriza entre Suiza e Italia. El último de los cuatro mil de los Alpes en conquistar por su altura, forma piramidal y la dificultad del terreno, al alcance de todos.
Fotos | Zermatt
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