Hace unos días tuve la ocasión de visitar Atenas y, por extensión y para no saturarme de historia pretérita, acudir al FeCHA, el Festival de Cine Hispanófono de Atenas. Una refrescante propuesta de cine al aire libre donde se apuesta por el cine en lengua española producido por países como España, Argentina, México, Cuba, Chile, Colombia o Perú.
En total, fueron quince largometrajes que pude disfrutar junto a otros atenienses, bajo el cielo griego, y que constató, un año más, el gran interés que suscita la cultura española entre los griegos.
FeCHA
El FeCHA se celebró en el cine al aire libre Lais, del 8 al 15 de junio. Las entradas estaban disponibles en preventa en la Filmoteca Archivo Cinematográfico de Grecia, pero también se podían adquirir in situ a 7 € (5 para estudiantes, desempleados y discapacitados). También cabía la posibilidad de adquirir un pase completo por 40 €.
Pero vale la pena adquirirlas por adelantado, porque el cine, lo digo ya, se llenó. Cosa que no me extraña, porque la programación de las películas no solo mezclaba lo comercial con lo artísticamente interesante, sino que el lugar era una delicia: sillas cómodas, mesitas, buen ambiente, palomitas... y la noche de la inauguración, con representantes de las distintas embajadas de los países representados, disfrutamos de un cóctel con Sol Beer y Havana Club.
Pero volvamos a incidir en la programación de este festival organizado por Moviereel en colaboración con las embajadas y consulados de España, el Instituto Cervantes, Argentina, Colombia, México, Perú, Ecuador, Chile y Venezuela. Una programación que huye del academicismo brasa o de esos filmes que deben dar un doble salto mortal artístico para exhibir (o impostar) la transversalidad de géneros, la subversión de patrones narrativos clásicos o cualquier otro ejercicio que el crítico gafapasta apreciará.
En el programa, pues, pudiera haber alguna pieza como la anteriormente descrita, pero todo mezclado en una coctelera donde hay comedia desprejuiciada, thriller cafeínico o simple divertimento. Es decir, un programa que incluía cine de verdad, del que va a ver la mayoría de la gente, sin elitismos.
En mi caso, visioné un thriller efectista pero tremendamente entretenido, cuya gramática fracturada rompía cualquier intento de narración lineal: Contratiempo. La noche siguiente, una película pequeña de Carmen Machi y Terele Pávez que combinaba acertadamente humor ácido y drama: La puerta abierta.
Se agradece también que el cine sea al aire libre después de un día ateniense en el que el la atmósfera de junio parecía consomé de gallina. Las salas climatizadas están bien, pero desprenden un aire gélido que no siempre apetece. Al aire libre de la noche, todo luce más especial.
El FeCHA tenía un aforo de 300 localidades, y el número de personas total que asistió al festival a lo largo de los ocho días que éste duró fue de alrededor de 2.900. Lo cual pone de manifiesto la buena salud de este festival, que ya ha celebrado su segunda edición, así como la tradición griega del cine al aire libre y el interés pujante a las películas hispanas.
En definitiva, una experiencia diferente para después de una jornada contemplando piedras valetudinarias y el legado de los grandes filósofos de la antigüedad, a la que pude acudir gracias a las excelentes atenciones de Aegean Airlines. Una experiencia que, si tengo la ocasión, repetiré.