Un paseo por Sofia (Bulgaria)

La ciudad de Sofia es la capital de uno de los nuevos inquilinos de la Unión Europea: Bulgaria. Se trata de uno de los países más pobres de Europa, pero gracias a la pujanza de las nuevas generaciones y al capital europeo, se nota que algo está cambiando en la ciudad.

Sofia es la típica ciudad poscomunista donde modernísimos ‘pubs’ y hoteles compiten con los destartalados y rectilíneos bloques soviéticos, donde los Porsches adelantan a los viejos autobuses e incluso a los vehículos tirados por caballos, que todavía queda alguno.

La ciudad, que este año celebra el 130 aniversario de su conversión en capital de Bulgaria, centra su interés monumental en el bulevar Tsar Osvoboditel y sus alrededores. El bulevar es una avenida histórica pavimentada con adoquines dorados que recuerda a otras grandes capitales centroeuropeas.

Comenzando el recorrido por el este de la avenida, nos encontramos con el edificio histórico de la Universidad de Sofia seguido por el Parlamento. Un poco más allá podemos encontrar la llamada Iglesia Rusa, y finalmente la Galería Nacional y la Presidencia, ejemplo del neoclasicismo socialista.

Merece la pena un pequeño desvío para acercarse a la impresionante Catedral Ortodoxa de Alexander Nevski. Fue construida en honor a los caídos rusos en la guerra de liberación de Bulgaria de 1878, lo que explica que esté dedicada precisamente al santo héroe de los rusos.

El bulevar muere en la plaza Nezavisimost, dominada por la estatua de Santa Sofía, patrona de la ciudad (¡en este caso tenían fácil elegir una patrona!). Para los ‘interraileros’, hacia el norte, por el bulevar de Mariya Luiza, se llega directamente a la estación de tren (andando o en un corto trayecto en tranvía).

Nezavisimost está construida sobre antiguas ruinas tracias y romanas, y está planeada una reforma de la plaza que incluirá losas transparentes que permitan ver esas ruinas, convirtiéndose en una nueva atracción de la ciudad.

Aunque la ciudad tiene otros atractivos (principalmente la Iglesia de Boyana, patrimonio de la humanidad), el resto de la ciudad está formado mayormente por monótonas barriadas de estilo soviético, así que el pequeño paseo que hemos recomendado puede ser suficiente para viajeros cortos de tiempo.

El servicio de tranvía y autobuses complementa bastante bien a la única línea de metro existente. Mucho ciudado con los taxistas, son mucho menos honrados que en otros países vecinos. Se aconseja pedir un precio orientativo antes, exigir taxímetro y pedir ayuda en la ‘negociación’ a algún policía si es necesario… eso si hablan inglés. Los minibuses son una alternativa rápida y barata.

Sofia es quizá la capital de la Unión Europea donde los precios son más asequibles. La moneda (lev) se cambia aproximadamente a dos por cada euro. Hay que tomar las debidas precauciones con los objetos de valor, pero los estrictos cacheos a todos aquellos que se decidan a entrar en un pub son exagerados, no hay para tanto.

Parada imprescindible para los mochileros de los Balcanes o destino emergente de viajeros de negocios en un mercado en expansión, lo cierto es que Sofia recibe cada año más visitantes. Como curiosidad, aunque al castellanizar el nombre tengamos costumbre de poner el acento en la i (‘Sofía’), en realidad lo tiene en la o (‘Sófia’).

Imágenes | Ignacio Munguía
En Diario del Viajero | En coche por Bulgaria

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