Souvenir de Milán: de recuerdo a arma política

Seguramente alguno de nuestros lectores habrá traído de Milán la réplica de la Catedral. Tal vez sea parecida a la que aparece en la foto, como la que sirvió de arma para atacar al Señor Berlusconi recientemente.

El valor simbólico de los recuerdos turísticos es bien conocido. Miles de salones en el mundo darán fe del paso de sus dueños por diversos países. Cantidades de talleres orientales y locales se esfuerzan fabricando toros y flamencas de volantes tiesos, mini torres Eiffel, pirámides y esfinges, molinos de viento, torres inclinadas, obeliscos, ídolos de todo tipo de religiones, santos patronos o vírgenes secuestradas en una esfera nevada.

Sin embargo, los hechos de los pasados días, han llevado al tradicional souvenir a la categoría de arma política o popular. Es que este individuo, no tuvo mejor idea que arrojar una réplica de la Catedral de Milán a la cara del Signore Silvio mientras firmaba autógrafos tras un mitin político.

A raíz de todo este asunto, las ventas de esta réplica de la Catedral se han disparado y las tiendas de recuerdos de Milán se apuran a conseguir más unidades de la misma.

Los souvenirs están hechos de diferentes materiales. El modelo más pesado de mármol cuesta alrededor de 10 euros y el modelo más liviano de resina entre 5 y 6 euros. No sé a ciencia cierta cuál fue lanzado a Berlusconi por Massimo Tartaglia, pero todo el mundo quiere llevarse a casa la réplica de la estatuilla.

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