A estas alturas seguro que muchos de vosotros ya habréis visto en las noticias las imágenes (porque han salido en todos los informativos) del intento fallido de aterrizaje de un Airbus A320 de Lufthansa en el aeropuerto de Hamburgo en pleno ciclón Emma que el pasado fin de semana afectó a Austria, Hungría, Polonia, República Checa y sobre todo a Alemania.
Hemos hablado aquí a propósito de un aterrizaje similar en Bilbao sobre este tipo de aterrizajes con viento cruzado, habituales en aeropuertos que como el de Bilbao suelen estar por su situación afectados por vientos racheados día sí día también, y para los que existe una maniobra específica destinada a llegar a buen puerto con el avión y sus pasajeros.
Y aunque se ha hablado mucho durante estos días sobre "el héroe de la proeza que consiguió evitar una catástrofe aérea" o sobre "la pericia del piloto que consiguió evitar una catástrofe aérea". En primer lugar, porque en tales condiciones y con semejante bicho en tus manos supongo que la pericia no es suficiente, y que la buena suerte (porque también la hay mala) también entró en la ecuación. Como mínimo, fue resultado de la combinación de ambas: la buena suerte y la pericia del piloto. Y segundo, porque creo que esa línea que separa la heroicidad y proeza de la imprudencia y la locura del piloto es basante difusa. Y es parece que el piloto estuvo informado en todo momento por la torre de control de la meteorológía, así como de que disponía de 2 pistas para aterrizar, intentándolo primero en la que más expuesta estaba al viento lateral y consiguiéndolo finalmente en la más resguardarda. Motivos por los que las autoridades aéreas alemanas y del aeropuerto de Hamburgo están analizando las posibles responsabilidades en este suceso que podría haber terminado en tragedia.
Por no hablar de que finalmente no fue el piloto de 39 años el que aterrizó el aparato sino su auxiliar, mujer y copiloto de 24 años. En fin, que si yo fuese en ese avión preferiría que hubiesen desviado el vuelo 200 kilómetros antes que jugarme el pellejo de esa manera.
Vía | La Vanguardia