Todavía faltan 11 meses para que se celebren los Juegos Olímpicos en París, del 26 de julio al 11 de agosto de 2024, pero ya sabemos que algunos hoteles están subiendo sus precios más de un 1.500 % en estas fechas.
A no ser que tengas un especial interés en dicho evento deportivo, lo más razonable es visitar París antes o después. Sin embargo, es difícil adivinar qué cobrarán los hoteles una vez termine.
Con la exposición de París día y noche durante semanas en los medios de comunicación de todo el mundo, es muy posible que el turismo aumente; y eso siempre se ha traducido en alojamientos y servicios más caros. Pero gastar más dinero por el viaje no es la única razón, hay otras de más peso.
¿Caben más turistas en París?
París recibe al año más de 19 millones de viajeros, unos 8 turistas por habitante. Aun así, ocupa el número 11 en el ranking de ciudades europeas más saturadas, por lo que todavía hay margen para que, una vez finalizados los juegos, vayan muchos más visitantes.
En Barcelona, en 1990 pernoctaban 1,7 millones de turistas, y en poco tiempo esta cifra se multiplicó por tres. En 2019, antes de la pandemia, casi llegó a los 10 millones. La Ciudad Condal partía de un turismo de base bastante más bajo que el de París, pero solo con que el incremento se quede en un 50 % o incluso un 25 %, la Ciudad de la Luz empezaría a parecerse mucho a la colapsada Venecia.
De todas formas, reconozco que esto no deja de ser una suposición (con bastantes probabilidades). El siguiente punto sí que me parece el motivo más crucial para visitar París antes de los Juegos Olímpicos, sobre todo si no lo has hecho nunca antes.
Soy de Barcelona y viví su transformación tras convertirse en sede olímpica. Vi cómo desapareció el barrio de Icària, una joya del patrimonio industrial del Poblenou, el parque de atracciones de Montjuic, o los míticos y queridos chiringuitos y Baños Orientales de la Barceloneta. Lugares tan auténticos como irremplazables.
Hubo también muchos cambios positivos, imposible negarlo. No obstante, tengo claro que la ciudad, para bien o para mal, ya nunca fue la misma. Y seguramente París tampoco lo sea pasado el 2024. Podemos hacernos una idea con lo que han ido anunciando hasta ahora.
Adiós a las librerías en la orilla del Sena
Al contrario que en otras ciudades, en París la ceremonia de apertura tendrá lugar en pleno centro, siguiendo el curso del río Sena. Todo apunta a que se ofrecerá un gran espectáculo, pero ya se ha cobrado sus primeras víctimas: los bouquinistes, a los que van a expulsar de la zona durante los juegos por motivos de seguridad.
Estas encantadoras librerías al aire libre forman parte del paisaje parisino desde hace más de 450 años, y son tan emblemáticas como la Torre Eiffel o Notre Dame. Cuesta mucho imaginar un paseo junto al río y que no estén allí, con sus libros de viejo, antigüedades varias y postales en blanco y negro.
Vetarles la posibilidad de vender justo cuando la ciudad va a recibir más turistas, pone en peligro unos negocios que todavía están intentando reponerse de la crisis de los chalecos amarillos y de la pandemia. Resulta paradójico que París hiciera un llamamiento a recuperarlos y ponerlos en valor hace solo un año, y ahora los trate de esta manera. Ojalá sea un cambio temporal y reversible, aunque luego les tocará enfrentarse a otro desafío.
París quiere celebrar los Juegos Olímpicos más sostenibles de la historia y, tal como anunció Macrón, uno de sus principales objetivos medioambientales es la inversión de 1.5 millones de dólares para limpiar los ríos Sena y Marne, de cara a los eventos de aguas abiertas.
Tan impolutos van a quedar que el Ayuntamiento ha prometido que el Sena volverá a ser apto para el baño en 2025. Sin duda esto va a suponer una gran transformación en sus orillas, tanto estética como a nivel de comercios cercanos. ¿Se pasarán a las cremas solares y las colchonetas? ¿Habrá chiringuitos? Con el tiempo lo descubriremos.
Lo que sí veremos seguro en las aguas del Sena serán los ferris eléctricos, autónomos y cero emisiones de Hydrolift Smart City Ferries, que se encuentran entre los ganadores de la licitación del gobierno francés para cubrir el transporte fluvial.
Mirando la simulación que han publicado, solo puedo pensar en lo mucho que se aleja del romántico paseo en ferry que protagonizaron Ethan Hawke y Julie Delpy en “Antes del atardecer”.
Está claro que la realidad no tiene nada que ver con las películas, pero París, algunas veces, consigue parecerse mucho a ellas. Al menos hasta ahora. Los nuevos barcos ecológicos sin duda serán mejores para el planeta, pero no parece que inviten demasiado a compartir secretos, pasiones o sueños.
Tal vez es que me estoy quedando un poco anticuada, pero me gusta el París que evoca su esplendoroso pasado, lleno de magia, arte y cultura. Y no puedo evitar sentir cierta pena por cada pérdida de su patrimonio, aunque sea pequeña.
Quién sabe, quizá pasan los juegos y la Ciudad del Amor se vuelve todavía más maravillosa. Esa es la intención (supongo) de la creación de más zonas verdes y carriles bici, y la eliminación de los coches de la mayoría de las plazas.
No obstante, por si acaso, insisto, yo haría una visita a la capital de Francia antes de los Juegos Olímpicos. Al fin y al cabo, mejor o peor, lo que venga después será un París distinto… Y así, siempre nos quedará un bonito recuerdo de lo que es ahora.
Portada | Alan Wouda