La composición del castillo elevándose desde el lago quieto y límpido, en aquella bahía protegida, es propia de una postal. Es-pec-ta-cu-lar. Una sensación de belleza casi manufacturada que sólo he conseguido contemplar en el sur de Alemania, en Füssen, cuando visité el castillo en el que Walt Disney se inspiró para dibujar el icónico castillo de La Bella Durmiente: Neuschwanstein. Un castillo que no fue construido desde un punto de vista estratégico o defensivo sino persiguiendo la belleza y la fantasía. No en vano, fue uno de los finalistas de las Nueva Siete Maravillas del Mundo.
Pero volvamos a Chillon y dejemos a Disney. A medida que nos aproximábamos al castillo, atisbé que sus muros de piedra blanca en realidad no surgían del agua sino que estaban incrustado sobre un peñasco de la orilla oriental del lago. La construcción tiene forma oblonga y unas dimensiones de 110 metros de longitud y 50 metros de anchura, así como una altura máxima de 25 metros.
A medida que nos aproximábamos la primera vez que viajé hasta allí, también certifiqué que Château du Chillon era la fortaleza medieval más hermosa y bien conservada que había visto en mi vida, a pesar de sus 800 años de historia.
Sensación que se acentuaba mientras nos dejábamos inundar por las diferentes tonalidades de verde y marrón que ofrecía aquel sendero campestre, en el que, además de indicar cuánto tiempo tardarías a pie hasta diferentes lugares (entre los que se encontraba el centro de Montreux), también se te informaba del tiempo que tardarías en cubrir esa misma distancia subido en unos… patines.
Durante todo el mes de diciembre, en el interior del castillo se celebra el mercado navideño más curioso en el que he estado nunca, pues todo se recrea para que el visitante sienta que se ha teletransportado a la Edad Media.
Ello incluye ocasionales reyertas entre caballeros, clases prácticas del uso de la espada, teas que arden a intervalos regulares del recorrido o apariciones del arlequín, todavía más exasperante que un mimo en Central Park.
A la hora de comer, también puedes acudir a un gran salón, el Comedor del Castellano, con techo artesonado y chimenea originales del siglo XV, donde te sirven viandas tipo rancho en platos de barro: lentejas con lacón era el plato estrella. De todas formas, algunas salas del castillo se pueden alquilar para cenas de gala, cócteles o conciertos, o incluso para un simple cumpleaños.
Sin duda, una forma diferente de celebrar las navidades, que podéis complementar con la visita al mercado navideño de Montreux o la visita a Papa Noel.
Sitio Oficial | Montreux Noël
Foto | Wikipedia