Según los lectores de Conde Nast Traveler, Lucerna es una de las mejores ciudades de Europa. La segunda mejor, de hecho, tras Florencia.
Pero, ¿qué tiene esta ciudad suiza a orillas del lago a solo 45 minutos en tren de Zurich que tiene tantos adeptos?
Un escenario ideal
Si quieres responder a la pregunta de si Lucerna vale la pena, date un paseo por el Puente Kapellbrücke (Puente de la Capilla), una pasarela de madera que atraviesa el río Reuss en diagonal.
No solo hay una espectacular vista desde el puente, sino que hay pinturas triangulares dentro de las vigas del techo en las partes cubiertas; representan momentos de la historia de Lucerna y de las vidas de sus dos santos patronos, Maurice y Leger.
Otra cosa que debes hacer: los martes y sábados, acudir al llamativo Wochenmarkt (mercado semanal) junto al río Reuss, que es donde los lugareños van a comprar queso fresco, encurtidos, huevos y verduras.
Lucerna también es conocida por su ambiente agradable y relajado, propio de un pueblo pequeño. Pero para relajarse doblemente, se recomienda el Hotel Schweizerhof Luzern, que está cerca de la mayoría de las principales atracciones de Lucerna y fue votado como el mejor hotel de toda Suiza en los Readers 'Choice Awards. Nada como estar con una habitación con vistas al lago.
Si buscas una estadía algo más moderna, el Art Deco Hotel Montana tiene un comedor acristalado estilo invernadero con vistas panorámicas de los Alpes, y un bar de cócteles llamado Louis Armstrong, donde los músicos de jazz tocan varias noches a la semana.
Por la noche, no hay mejor opción que Wirsthaus Galliker, un restaurante tradicional de estilo taberna suiza que ha estado dirigido por miembros de la familia Galliker durante cuatro generaciones: hay que probar las especialidades locales como el rosti (similar a una tortilla de patatas con mucho queso), el chögelipastete de luzerner (ternera en hojaldre con salsa cremosa de champiñones) y las tartas de queso.
Y si aún te queda tiempo, haz una escapada. El Titlis, cerca de la ciudad de Lucerna, es conocido dentro de Suiza como “el paraíso de los glaciares”, donde se sitúan algunas de las estaciones de esquí más importantes del país y paisajes realmente impresionantes.