Sarajevo es una ciudad que se levanta de sus propias cenizas, que se lame las heridas mientras vuelve a vivir. Muchos años después del final de la guerra que la afectó, las cicatrices quedan aún a la vista. Paseando hoy por las calles de Sarajevo veremos cientos, miles de tumbas.
Los tiempos duros de la guerra marcaron la superficie de la ciudad, llenaron sus calles de escombros, de heridos y de muerte. Los cementerios se completaron demasiado pronto. Y cada espacio libre sirvió para darle descanso final a los fallecidos.
Parques públicos, huertos familiares, parcelas anónimas se fueron llenando de marcas blancas, muchas anónimas, muchas con símbolos religiosos.
Hoy la vida fluye en Sarajevo. Las nuevas generaciones estudian, crecen, se enamoran y hacen latir nuevamente a una ciudad que no esconde sus cicatrices. Te las encuentras al alcance de la mano.
Foto | BenjiBear2009
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