La sirenita de Copenhague

La imagen más fotografiada de la capital danes no es ni su Palacio Real, ni su puerto.

La Sirenita es el símbolo de Copenhague y no hay turista que no se asome a las rocas para llevarse a casa la imagen lánguida y tristona de esta hija del mar.

A pesar del embate del clima y de los ataques de los vándalos, está allí para recordarnos su leyenda.

De visita en Copenhague, debes pasar por el Parque Lingelinie, en la bahía del puerto. Allí se encuentra esta pequeña escultura que parece recién salida de las aguas del Báltico.

La estatua fue encargada por el cervecero Carl Jacobsen y donada a la ciudad. El autor, el escultor Edgar Eriksen, tomó como motivo al personaje central de un cuento de hadas llamado "La Sirenita" que escribiera Hans Christian Andersen en 1837.

Como sabemos, Andersen nació en Odensa, Dinamarca y es un personaje adorado en este país. El cuento para niños parece inspirado, asimismo en una antigua leyenda popular: "los cantos de las sirenas embrujaban a los hombres del mar. En Copenhague, un humilde pescador fue sucumbido por los cantos de una joven sirena mientras faenaba, entonces la Sirenita renunció a su inmortalidad a cambio de poseer el aspecto de una mujer. De esta forma, conseguiría mantener el amor de su príncipe."

La escultura fue instalada en su actual ubicación en el año 1913 y desde entonces, además de la admiración de grandes y chicos que creemos en las hadas, ha despertado el arrebato de más de un vándalo. En cierta ocasión fue objeto de una explosión que logró mutilarla por un tiempo y en más de una oportunidad vistió gafas y bikini de pintura blanca.

Diario del Viajero | Copenhague, Copenhague: breve guía de fin de semana (I) y (II)

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