En su paseo marítimo sobrevivían los restos de un antiguo parque de atracciones, el Tropicana, abandonado a su suerte desde hace tres lustros dejando que los elementos degradasen sus instalaciones. Esqueletos de atracciones, un antiguo lago seco que iba llenándose de chatarra.
Desde hace unos pocos días y sólo hasta el 17 de septiembre, éste es el escenario de Dismaland, el parque temático efímero que ha diseñado el artista Bansky como contrafigura a los parques temáticos más conocidos.
Jugando con las similitudes y reforzando su opinión crítica, Bansky recrea un universo gris y decadente. Diríamos un "Disney" alternativo.
Un parque temático donde el Castillo de la Princesa es de cartón piedra a la vista, una simple fachada que deja al descubierto sus entrañas oxidadas. Donde los autotios de choque tienen que sortear otros conducidos por zombies o directamente por "La Parca".
Un paseo por este parque nos lleva a un lago donde surge "una Sirenita" fuera de escala y maltrecha. Sus empleados/actores juegan su papel de amargura, tristeza y depresión, con ojeras, uniformes raídos y nada de ánimo.
Según lo que he podido leer, en los carritos de comida se anuncian "perritos calientes gratis para quien averigüe de qué animal están hechos" o se entretiene a los más pequeños dándoles préstamos usurarios para comprarse juguetes.
Y dentro de este mundo crítico y gris, una gran galería de arte de artistas como el propio Bansky: Damien Hirst, Jenny Holzer, Jeff Gillette.
Como en todas sus obras, Bansky ha jugado con el secretistmo (ni los propios vecinos sabían de qué iban las obras en el antiguo Tropicana hasta horas antes de su apertura), con la crítica y la ironía.
El antiguo Tropicana ha revivido fugazmente para ser el marco de un acontecimiento artístico, un golpe de efecto teñido de crítica sociológica a la sociedad actual. Un baño de realismo crítico frente a la "realidad" edulcorada de los parques temáticos tradicionales que, a pesar de todo, dan lo que se les pide: ilusión. Algo que en Dismaland brilla por su ausencia.
Un parque temático alternativo (y disponible por unas pocas semanas), que habrá que entenderlo más como una performance que como un centro de esparcimiento, aunque muchos se regodearán en esta atmósfera lúgubre y decadente.
¿Pagarías 4 euros para visitarlo?
Más info | Huffington Post UK (en inglés)
Imágenes | Dismaland
En Diario del viajero | Parques temáticos