El pasado jueves se abrió al tráfico la nueva Terminal 5 del aeropuerto Heathrow (Londres) desde donde opera a partir de entonces British Airways.
Por lo que hemos podido saber, el inicio no pudo haber sido más terrible. Sólo 230 vuelos de los 1.300 programados (aproximadamente) pudieron realizarse con "normalidad". Entendiendo como tal un check-in improvisado, una puntualidad apenas aceptable y que las maletas lleguen más o menos al mismo destino que sus dueños.
El caos ha sido mayúsculo, con protestas, cartas de reclamaciones y demás. Miles de pasajeros demorados (en el mejor de los casos), perdiendo conexiones, con escapadas de fin de semana perdidas o regresos a casa traumáticos.
Por ello, British Airways ha puesto a trabajar "voluntariamente" a 400 de sus empleados de otras áreas para tratar de solucionar el problema que se les presenta con una cantidad estimada demás de 15.000 maletas sin dueño. Al atasco desde el pasado jueves y durante todo el fin de semana, se suma el previsto para el caos de hoy y mañana cuando estiman que se cancelarán más de 50 vuelos.
La compañía aérea enfrenta demandas que podrían sumar una cifra millonaria por compensación por equipaje perdido o demorado y una pérdida económica, debida a la cancelación de alrededor de 200 vuelos en total, de más de 20 millones de libras.
Abrir una nueva terminal aérea no debe ser fácil, lo saben quienes debieron "sufrir" los primeros días de operación de la nueva T4 de Barajas hace poco, pero... ¿no se pueden prever estos inconvenientes? ¿No hay forma de evitar que los pasajeros sean siempre los "cobayos" para ver si funciona el aeropuerto nuevo?
Diario del Viajero | Se inauguró la Terminal 5 de Heathrow