Lugo me despedía con una fina llovizna fría, un cielo plomizo y una triste sensación de dejar atrás a amigos y lugares inolvidables. Se acababa una corta escapada y había que volver a casa con los ojos cargados de imágenes. Pero no podía dejar Lugo sin pasar un ratito por su Mercado de Abastos, a un paso de mi hotel y que me venía "llamando" desde el primer día.
Reconozco que me gusta meterme en los mercado locales de las ciudades que visito. En estos templos de la cotidianidad me gusta asomarme a ese movimiento rutinario de su gente. Cuando los comerciantes arreglan el género, reponen productos, hablan con los clientes de todos los días. Las señoras y señores que van buscado lo fresco y se vuelven a casa con algo extra: la recomendación del charcutero, un queso ahumado para darse un gusto, una fruta exótica "para probar".
Y así fue que intenté mimetizarme con los clientes de cada día entrando en el Mercado de Abastos de Lugo o Praza de Abastos. Una vez mas me invadieron las sensaciones de otros mercados pero con un tono local: esos panes de corteza ruda y miga tierna, los perfumes de los embutidos, los frascos de encurtidos perfectamente alineados sobre la nevera, pescados de ojos brillantes esperando sobre escamas de hielo. Fue llegar y pedir recomendaciones a las señoras de carrito y a la quesera experta. Como siempre, salí con varios paquetes bajo el brazo incluyendo un tetilla auténtico, y un ahumado maravilloso. Aunque tuve que sacrificar las empanadas caseiras (de almeixas, mexillón o marineira) por restricciones del equipaje, pero pude escabullir alguna lata de zamburiñas y unas tejas de almendras para contentar a la familia.
Sin dudas, una visita al mercado local, es un paseo imperdible. Su dirección: Calle Quiroga Ballesteros s/n
Foto | María Victoria Rodríguez (mas fotos aquí) En Diario del Viajero | Descubierto el Acueducto Romano de Lugo