Hace unos días estuve en Vigo y en O Grove (Pontevedra) para participar en las Xornadas del Mexillón y en el poco tiempo libre que me dejó esa grata experiencia, tuve ocasión de hacer una actividad muy interesante, una visita al Mercado del Progreso en Vigo, donde se unen modernidad y tradición.
Para mí los mercados de abastos son visita obligada cuando voy a una ciudad que no conozco y me dan una imagen de cómo es la ciudad, cómo se come y qué calidad tienen los servicios básicos como el de la alimentación de la población, etc. Por ese motivo quería ver cómo había quedado este mercado tras su reinauguración por reforma realizada en abril de 2016.
El mercado del Progreso en Vigo
Reconozco que esperaba un mercado tradicional con su bullicio habitual y que al entrar y verlo como en la foto siguiente, me quedé un poco chafado. Se veía tan moderno y tan ordenado que nada me recordaba a los mercados de abastos tradicionales que esperaba encontrar. Uno de mis acompañantes incluso me dijo: "Bienvenido a Suecia", ya que compartía conmigo esa idea preconcebida de lo que esperabamos encontrar, muy distinta de esa primera imagen.
Todos los puestos de la entrada parecían tiendas modernas. La panadería con su obrador a la vista - fijaos en la foto siguiente - era casi una joyería, pero detrás estaban haciendo el pan y los postres de cara al público. Las tiendas de quesos tenían muchas variedades de las más apreciadas por mí y nuestra cara comenzaba a cambiar.
Conforme nos íbamos adentrando en el mercado, los puestos se sucedían y nos parecía que eran a cual más interesante que el anterior. Y aún nos faltaba lo mejor, la zona del pescado, los puestos tradicionales donde el famoso pescado de la lonja de Vigo se ponía a la venta y no nos lo podíamos perder.
Ver las cigalas y las nécoras vivas, ver esa calidad en el género expuesto a la manera tradicional nos alegró y hasta cambió nuestra cara. Compramos unas cigalas -mis acompañantes querían probarlas crudas- y tras degustarlas, seguimos paseando viendo los puestos de la carne y otras secciones del mercado hasta terminar el recorrido.
Se trata de un mercado pequeño pero bien surtido en el que caben todos los productos. Uno de los momentos más agradables fue el que vivimos cuando ya nos marchábamos y encontramos un grupo de mujeres vendiendo sus productos sobre unas mesas. Castañas, grelos, pimientos de padrón y otros productos a cual más apetecible.
Una mujer estaba pelando castañas y las vendía. Al principio casi no quería hablarnos pero en cuanto tomamos confianza nos contó incluso una de sus recetas, en las que usa las castañas en lugar de patatas en su cocido tradicional. Ya estoy deseando llevar esa receta a la práctica.
Después me acerqué paseando hasta el mercado de la Piedra, una zona de la que ya nos había hablado mi compañero Álvaro y me dí el homenaje de probar las famosas ostras.
Una botella de Albariño y una docena de ostras para las tres personas que nos habíamos dado el paseo desde el mercado nos suponían 30 euros y por 10 euros cada uno no íbamos a privarnos del placer de que nos las abrieran en el momento y nos las sirvieran en cualquiera de los muchos bares de la calle das Ostras, casi pegados a la costa.
En resumen, la visita del Mercado del Progreso en Vigo, donde se reúnen la tradición y la modernidad me fue muy agradable, como también el posterior paseo hacia la costa para llegar a la Rua das Ostras en la zona de la Piedra, donde culminó nuestro paseo gastronómico mañanero por la ciudad de Vigo.
Más información | Mercado del Progreso
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