El turismo de cementerios, o necroturismo, es algo cada vez más popular. Y es que aunque en primera instancia pueda sonar un plan macabro o desagradable, también debemos pensar que los cementerios son un reflejo más de las sociedades, de su arquitectura, escultura o costumbres, como pueden serlo las iglesias o los edificios civiles. En estos lugares encontramos también cosas curiosas, como por ejemplo la escultura del Beso de la Muerte que se encuentra en un cementerio barcelonés.
Concretamente deberemos ir hasta el Cementerio del Pueblo Nuevo de Barcelona para encontrar esta pieza, sin duda la más popular de dicho cementerio. Se trata de una escultura de un joven que cae en peso muerto sobre los brazos de un esqueleto con alas que representa la muerte, simbolizando el instante en que el alma deja el cuerpo y ésta es robada por la muerte.
La escultura fue mandada a hacer en la década de 1930 por una familia pudiente del momento, los Llaudet, quienes perdieron a uno de sus hijos en plena juventud y quisieron recordarle de esta manera. Pero más allá de ser una escultura un tanto peculiar por el concepto que representa, resulta sorprendente por la forma en que está llevada a cabo. La muerte abraza delicadamente al joven, echándose encima de él cuidadosamente y besándole con mimo, ¿soy el único que ve en esta imagen cierto romanticismo?
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