En la provincia de Ourense, muy cerca de la frontera con Portugal, encontramos un conjunto arquitectónico muy interesante, que merece la pena visitar. Se trata del Castillo de Monterrei y su triple muralla defensiva, dentro de la cual podemos encontrar -además del propio edificio del castillo hoy convertido en Parador de Turismo- una iglesia románica y otras edificaciones de interés.
A los pies del Castillo de Monterrei, la bodega Gargalo propiedad del diseñador de moda Roberto Verino, elabora excelentes vinos con uvas gallegas en ocho hectáreas de viñedos con variedades blancas de la zona, como Albariño, Godello, Dona Branca y Loureira, y uvas tintas de Mencía, Merenzao y Arauxa.
El exterior del Castillo de Monterrei
Situado estratégicamente en un promontorio, su función era claramente defensiva ante los posibles ataques desde Portugal. Está ubicado sobre una colina que domina el valle del río Támega, entre las carreteras que unen Puebla de Sanabria y Orense y a unos 28 km de la ciudad portuguesa de Chaves.
Desde su torre de homenaje, las vistas del terreno permitían anticiparse a cualquier invasión desde el país vecino y la triple línea de murallas, garantizaba la seguridad de la región. En el interior de sus muros, además del Castillo encontramos otros edificios de interés.
Hoy en día, está en proceso de reconstrucción. Da cierta pena ver el estado de algunos cañones, vencidos por el paso del tiempo y las inclemencias climáticas, pero un paseo por su perímetro es un excelente aperitivo de lo que nos espera en su interior.
El Palacio de los Condes de Monterrei
El Palacio de los Condes de Monterrei fue restaurado recientemente y en la actualidad, conserva en buen estado sus galerías y patios. Fue construido entre los siglos XV y XVII en estilo renacentista. Hoy es el Parador de Monterrei, que ofrece la posibilidad de alojarse en el antiguo Palacio de los Condes o en la Casa Rectoral, ambos edificios ubicados dentro del recinto amurallado.
Se encuentra a un del patio de armas del Castillo, y forma un conjunto con la Torre de las Damas, construida a finales del siglo XIII o comienzos del XIV, siendo el elemento más antiguo del conjunto. Es posible que en su día fuese la torre del homenaje.
El palacio tiene dos plantas, la inferior con una zona de arcos montados sobre las columnas, todas ellas decoradas con escudos nobiliarios de la época, de los Ulloa, los Zúñiga, los Viedma, los Fonseca, los Acevedo y los Duques de Alba.
La iglesia de Santa María de Gracia
Es uno de los tesoros ocultos que encontraremos en una visita al conjunto amurallado de Monterrei en Ourense. Se trata de una iglesia erigida en el siglo XIII, llegando su construcción a la primera mitad del siglo XIV. Es de estilo románico de transición al gótico.
Su cubierta es de madera y tiene como particularidad un ábside rectangular, cubierto con bóveda de crucería que no está alineado con la nave por la irregularidad del terreno. La torre del campanario, fue construida en el siglo XV.
La puerta lateral de la fachada está decorada con elementos que muestran las tendencias arquitectónicas de la época de transición del románico al gótico. Además de la figura de Jesucristo dando su bendición, vemos muchas figuras burlonas, mitológicas y de animales en posturas llamativas.
En el interior encontramos la capilla de los Condes abierta al muro sur, y dos tesoros que justifican por sí mismos la visita. Por un lado un maravilloso retablo rectangular de piedra incrustado en la pared, con doce escenas de la pasión de Cristo.
Por otro hay preciosas esculturas en su interior, destacando una imagen de la Virgen María de Gracia, que alude a su estado de buena esperanza, ya que es una de las pocas esculturas de la virgen embarazada que existen. La escultura, de madera policromada, es una obra datada en el siglo XIII.
Terminada la visita a la parte histórica, se puede visitar la bodega Gargalo, una bodega propiedad del diseñador Roberto Verino situada a los pies del castillo. Sus vinos se elaboran con uvas de sus propios viñedos, situados en la ribera del Tamega, afluente del río Duero.
Su afán por la belleza y la calidad orientada hacia el placer del consumidor, que desarrolla en sus otras facetas creativas, se traslada también a la propia bodega, de gran belleza y a los vinos, de gran calidad según todos los expertos.