La Catedral de Burgo de Osma y sus tesoros

Es curioso que la provincia de Soria no tenga su catedral en la capital sino en el municipio de Burgo de Osma. El origen de esta peculiaridad es que la sede del Obispado residía en esta villa soriana, donde se construyó la Catedral de Burgo de Osma, un impresionante edificio religioso lleno de tesoros.

El obispo Pedro de Bourges, conocido como San Pedro de Osma fue el titular de esta sede entre 1101 y 1109 y a él se le atribuye la construcción de la primitiva catedral románica, construida sobre el antiguo monasterio benedictino de San Miguel.

A partir de aquel momento, comenzó el desarrollo acelerado del núcleo urbano del Burgo, que llegó a independizarse de la vecina Osma, constituyéndose como El Burgo de Osma como villa independiente por designación del rey Alfonso VIII. Esta villa creció rapidamente gracias a las influencias de los sucesivos obispos, que hicieron obras y reformas sobre la catedral románica original.

La catedral románica

La construcción de la catedral románica, fue iniciada por Pedro de Bourges en 1101 y continuada por sus sucesores en la sede del obispado. Prácticamente fue terminada a mediados del siglo XII, ya que no tenía problemas de financiación al estar en el Camino de Santiago por lo que muchos peregrinos aportaban sus limosnas para ese fin.

Hoy en día, de esta construcción románica quedan algunos restos en el claustro y la sala capitular.

La catedral gótica

La necesidad de más espacio en la catedral románica debido al crecimiento del El Burgo de Osma, motivó que el Obispo Juan Díaz de Medina o Juan Domínguez ordenase la demolición de la catedral para reedificarla en estilo gotico. Su sucesor, el obispo Pedro Peñafiel continuó las obras de reconstrucción de la catedral.

Posteriormente se edificó la gran torre del campanario, cuya construcción termino a finales del siglo XVIII.

Algunos tesoros que encontramos en este edificio

Las naves góticas de altura impresionante y el claustro reedificado en gótico florido

El Claustro actual fue construido a principios del siglo XVI, en estilo gótico, sobre el anterior románico. Tiene forma cuadrangular y se encuentra adosado a la iglesia. Está cubierto con bóvedas de crucería nervadas y dichos nervios descansan sobre ménsulas de gran tamaño. El claustro se abre a un patio central a través de grandes ventanales.

La catedral posee una planta en formato basílica, con tres naves separadas por arcos cubiertos con bóvedas de crucería. Estas naves son atravesadas transversalmente por el crucero. En la zona principal se hallan cinco capillas o absides, aunque dos de ellas fueron trasformadas en un lugar para paso en el siglo XVIII.

La capilla de San Pedro de Osma

Sin duda es el espacio más impresionante que normalmente solo se puede visitar a través de unos cristales, salvo concertando una visita guiada. En una nave llena de policromía, encontramos, a través del ventanal el sepulcro del Obispo.

A mediados del pasado siglo XX se trasladó a la sala capitular el sepulcro de San Pedro de Osma, mediante la reforma del ventanal central y la disposición de los dos pares de arcos integrados en el muro, que están protegidos por cristaleras que producen algunos reflejos como los que veis en la parte derecha de la imagen siguiente.

La nave fue construida a mediados del siglo XIII, en estilo gótico, y empleando piedra caliza policromada. El obispo aparece tumbado sobre su sarcófago vestido de pontífice. En la parte inferior y los laterales se narran escenas de la vida del santo y sus milagros.

Otros espacios interesantes

El altar mayor con las coloridas esculturas y el retablo mayor, iniciado en 1550 gracias a los artistas Juan de Juni, Juan de Picardo y Pedro Andrés, resultan impresionantes. Esta obra está dedicada a la Virgen María. También resulta muy interesante el coro, realizado en madera de nogal que cuenta con 71 asientos.

Finalmente, otra de las joyas que alberga la catedral es un libro sacro, un Beato de 1086, probablemente procedente de un monasterio leonés. El Beato de Osma tiene 166 folios coloreados en rojo, amarillo y verde, ilustrados con 71 miniaturas siendo su ilustración más famosa un mapamundi.

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