En España ocurre un accidente de tráfico cada diecinueve segundos. Ni todos los asesinos juntos siegan tantas vidas, porque al volante todos somos homicidas en potencia. Cansancio, eres un homicida. Consumo de alcohol, eres un homicida. Velocidad excesiva, eres un homicida. Todos homicidas de todos. Los expertos hablan de una equivocación cada quinientas decisiones al volante. Pero en un punto negro, todo se multiplica por mil. Hasta el punto de que el homicida no es el conductor, sino única y exclusivamente en punto negro.
Un punto negro es una curva mal diseñada, un espacio con escasa iluminación, una vía con señalización inadecuada por exceso o por defecto, con el firme deteriorado, obstáculos inesperados, arcenes insuficientes, cruces peligrosos y sin visibilidad. En un punto negro muere mucha gente, es como un asesino en serie, y uno no es responsable si lo asesina un psicópata, aunque pasees despistado por la calle.
Un punto negro también puede formarse debido a una particularidad geográfica o social: una discoteca al borde de una carretera que provoca cada noche el consumo de alcohol, una zona agrícola en la que circulan tractores que ensucian la vía de traicionero barro, un sitio donde entrenan ciclistas, incluso un grupo de molinos quijotescos que despistan la atención.
Se sabe dónde están esos puntos. Se sabe perfectamente, porque los define la mera estadística. Sin embargo, no sólo es cuestión de erradicar puntos negros. Corriges una curva y el punto negro se traslada a la siguiente. Siempre habrá tramos con más accidentes que otros.
Es necesario incorporar auditorías independientes de seguridad en toda la red de carreteras, desde el momento en que se proyectan, y posteriormente a lo largo de su construcción, explotación y mantenimiento. Hay que mirar las carreteras con lupa, no plantar árboles en un cruce que, cuando crezcan, impidan que un ciclista vea si llega un coche o viceversa. Toda esta mentalidad no existe en España.
Un amigo de la Guardia Civil me contó que cuando ve algo raro, elabora un informe y se lo entrega a su jefe; él lo envía al Subsector; éste, a la Jefatura Provincial de Tráfico; de ahí, a la Dirección General de Tráfico, en Madrid, que pertenece a Interior. Y me confesó que él no tenía ni idea de si esa información acaba llegando a Carreteras, que depende de Fomento; que lo único que puede decirme es que no ha visto que se hayan solucionado los puntos negros que ha denunciado.
La instalación de balizas retrorreflectores en un tramo de vía puede salvar cientos de vidas, si se invierte un millón de euros en iluminar una carretera se ahorran veinte millones en daños.
¿Puntos o Tramos?
Un Tramo de Concentración de Accidentes es aquél en el que el número de accidentes es significativamente mayor que la media de accidentes ocurridos en otros tramos de características similares en un periodo de 5 años. Estos tramos deben tener al menos 1 kilómetro de longitud. Sin embargo, un punto negro es un tramo de una longitud de 100 metros en el que el número de accidentes registrados en el periodo de 1 año es 3 o más.
Esto significa que, aunque los puntos negros pudieran ser suprimidos algún día gracias a una infraestructura de lujo y unas habilidades de los conductores dignas de El coche fantástico, los TCA siempre existirán. A no ser que ocurra un milagro: que no vuelva a producirse jamás un accidente de tráfico.
Fomento, en 2009, señaló que existen 776 tramos de alta siniestralidad en la red vial española, que posee 166.216 kilómetros. Desde aquí podéis consultar qué puntos negros tenéis en vuestra provincia.
Foto | Wikipedia En Diario del Viajero | El placer de conducir de noche como si viajaras en una nave espacial