Australia posee un gigantesco desierto interior, el llamado outback, que esconde todavía muchos secretos incluso para los propios australianos. En el outback discurren carreteras interminables, con tramos totalmente rectos de decenas o cientos de kilómetros, en los que sólo circula ocasionalmente algún que otro vehículo.
Allí parece que no viven nadie, pero se te fijas con más atención descubrirás una pequeña ciudad, Coober Pedy, que en realidad solo muestra una pequeña parte de lo que es: la verdadera ciudad está bajo tierra, excavada en la roca, así que sus habitantes parecen trogloditas modernos.
Una ciudad subtarránea
Coober Pedy, a 850 kilómetros al norte de Adelaida o a 690 kilómetros al sur de Alice Springs, a simple vista parece un asentamiento minero. No hay rastro de vida. El único árbol, de hecho, fue soldado a partir de chatarra de hierro.
Pero lo cierto es que lo más interesante del pueblo no está en su superficie sino bajo la tierra. Debido a las duras condiciones climatológicas de Australia (imaginaos los 48 grados centígrados del verano), los trabajadores de esta mina de ópalo han optado por un sistema radical a la hora de asentarse con su familia: vivir bajo tierra.
Viven en casas excavadas bajo tierra, llamadas dugouts por los aborígenes, que cuentan con todas las comodidades modernas. Coober Pedy entra en la misma categoría de ciudades como las que se ubican en Nuevo México o Capadocia, las llamadas construcciones trogloditas. Los restaurantes, los comercios o las galerías de arte, están en el subsuelo, lejos de los ardientes rayos del sol.
De modo que si os apetece visitar este pueblo subterráneo, tendréis la oportunidad de dormir en el único hotel del mundo que está bajo tierra: el Desert Cave Hotel.
No os imaginéis un sitio cutre: el hotel cuenta con gimnasio, sauna, restaurante italiano, bodega, tienda souvenirs y taller de ópalos.
Coober Pedy ha atraído a muchos cineastas y aparece en numerosas películas y en algunas series de televisión. También es el escenario de sonados eventos como el Festival del Desierto y el Festival del Ópalo, el preciado mineral que ha hecho posible el nacimiento de un lugar tan extraño como éste en mitad de la nada.