Mientras lo pensais, añado que no fue tan doloroso como parece y eso que ni siquiera me tomé los lexatines que me dio otra viajera que me encontré: "¡Te tomas un par, y como si el tren tarda cuarenta horas!", me aconsejó. No es que no me apeteciera, pero como siga todos los consejos que me dan - que si petaca whisky, que si somniferos- ¡voy a acabar en el Proyecto hombre!
Y la solución al problema de matemáticas: pues claro, queridos: 22:30 + 30 horas = las cuatro y media de la mañana, y todos sabemos que la Ley de Murphy rige el Universo (por lo menos en la mía). El único tren que cogí y llegó a su hora puntualmente!
Calcuta, en general, es la imagen típica de lo que es el Tercer Mundo (vease mierda por todas partes, edificios como tras una guerra, gente bañándose en los estanques de los parques). Algo así como la famosa fotografía de Sebastiao Salgado donde aparece la estación de Howrah bajo la luz sepia del amanecer. De un lado el tren interminable y fluyendo por el anden una marea de mujeres en sari y hombres en dothi con sus niños en brazos, porteadores escuálidos llevando bultos inmensos en la cabeza, gente tirada por el suelo, durmiendo o esperando no se sabe qué...
Me vais a perdonar la frivolidad, pero es una imagen bonita y llegar a la estación, que como tantas otras cosas en este país recuerda a un campo de refugiados, es una sensacion curiosa. Me tiré en el suelo en medio del tumulto (ventajas de llevar 40 horas sin ducharte en un clima tropical, que más mierda de la que tienes, ya no vas a coger) a esperar a que amaneciese.
Según me tiré por los suelos, el hindú de turno, empezó a preguntarme el mantra de siempre: where are you from - which is your job -what is your name. Que me pone un poco nerviosa, la verdad, más que nada porque hasta Spain suelen entender,pero luego... como trabajo no tengo, pues nada, student (en la universidad de la vida), y ya cuando digo mi nombre se les desencaja la cara. No se si porque les parece muy feo, porque no consiguen pronunciarlo o las dos cosas. Tendré que aprender como se dice en hindi "¡Llamame como tu quieras marinero!".
Pero éste estaba inspirado y me dice luego, "¿estas en India de vacaciones?". Y yo miro al tipo, miro el panorama a mi alrededor, mi mochila llena de mierda, la ropa que tenía vida propia, los brazos con las picaduras de los chinches... Y piensas, "¿si esto son vacaciones, yo que hago en la vida? ¡Hay gente que fundó religiones por menos de esto!"
Bueno, pasamos a la siguiente pregunta: los que hayan reconocido la cita de arriba tienen dos puntos. Los que sepan lo que significa "nemoroso", suspensos, por pedantes. Y el resto os apuntais Darjeeling en los deberes para las vacaciones.
No soy masoquista así que me quedé poco tiempo por Calcuta. Pasé una noche para recuperarme y luego tiré para el norte al siguiente día.
Las carreteras en India parece que las diseñó un ingeniero con parkinson. De todas maneras, el paisaje es una leccion de ciencias naturales. Según el jeep gira sepenteando montaña arriba, la selva tropical se va convirtiendo en bosque, alternado con plantaciones de te y casitas colgadas de los riscos en posiciones imposibles, que les deben de hacer los cimientos con Superglue.
Y el jeep sigue subiendo y subiendo. Va dejando atrás montañas y valles y más montañas, pasando monasterios tibetanos con monjes de siete u ocho años jugando en el patio y banderas de oración colgadas entre los árboles, hasta que llegas a Darjeeling, un laberinto de escaleras y cuestas surcado por las vias del Toy train y gentes tibetanas y nepalíes que queman incienso frente a imágenes de Maitreya, el Buda futuro, el que vendrá tras una época de oscuridad.
Hasta que te subes a la Colina del tigre para mirar a esta tierra ondulada y rota por el choque de dos continentes, las montañas que cubren todo el horizonte y a lo lejos el Himalaya, con el Everest y el Katzendonga (Monte Arriquitaun para los amigos), blanquísimos, hogar de monstruos mitológicos y de los viejos dioses de los tibetanos.
Dicen los geólogos que los picos del Himalaya siguen creciendo al eco de aquel cataclismo del jurásico. Vendrá Maitreya, tal vez a predicar a las cucarachas después de que nos hayamos extinguido, se apagara el sol...y el Everest seguriá avanzando hacia ninguna parte.
¡Di que sí! y yo estoy en la India de vacaciones, ¿¡qué pasa!?
Bea Piñeiro
Imagen | Sebastiao Salgado