Camboya es uno de los países preferidos del sudeste asiático para muchos viajeros. Y es que tan solo ver los templos de Angkor ya es motivo más que suficiente para ir a este país. Como es habitual empezar cualquier viaje a Camboya por su capital, Phnom Penh, aquí te dejo algunos lugares que no deberías perderte y que se puede llegar caminando, para así, al mismo tiempo, ver de cerca el día a día de sus habitantes.
Inicié mi ruta por Camboya cruzando la frontera desde Vietnam por el Delta del Mekong hasta Phnom Penh, una de las ciudades con más contrastes que he visto. Edificios nuevos con portales impecables junto a chabolas y montones de basura. Ruidosa, desordenada e hiperactiva.
En los tres días que estuve en Phnom Penh, partiendo de mi hotel, cerca del Palacio Real, fui caminando hasta todos los puntos que había planificado ver. Atravesé barrios muy limpios y callejuelas impenetrables de basura; cuidados jardines y templos, escondidos entre calles invadidas de vehículos. Sentí inseguridad en algunas calles cuando llegaba la noche, así que si puedes, te recomiendo que visites la ciudad de día. También puedes tomar un tuctuc, no te resultará complicado, entre los cientos que hay en las calles.
Para comenzar el recorrido, sería ideal tener una panorámica de toda la ciudad. Para ello puedes subir hasta la última planta del Centro Comercial Lucky Sorya. El ascensor no llega hasta ese nivel, tendrás que ir por las escaleras mecánicas. Desde allí puedes tener una visión de conjunto de todos los lugares que vamos a ver a continuación.
Cerca del Lucky Sorya, está el Mercado Central, con sus característicos cuatro pasillos dirigidos hacia una gran bóveda central. Allí, como en la mayoría de mercados de Asia, se puede encontrar prácticamente de todo.
La historia reciente de Camboya desgraciadamente está marcada por el Régimen de los Jemeres Rojos que, en los cuatro años al frente del país (1975-1979), asesinaron a más de dos millones de personas siguiendo la ideología de convertir la agricultura en la única actividad permitida. De este modo, prohibieron la educación, aniquilaron a los intelectuales, extranjeros y cualquier persona que no se dedicase al cultivo del arroz.
Aunque es bastante desagradable, para comprender este pasado oscuro de Camboya, deberías visitar el Museo del Genocidio, o Tuol Sleng, también llamado S-21, cerca del centro de Phnom Penh. O bien, el campo de exterminio de Choeung Ek, o S-24. Éste está a 8 kilómetros, así que mejor ir en tuctuc. Si te digo que el S-21 fue un colegio cerrado por los Jemeres Rojos y convertido en lugar de masacre para 17.000 personas que aquí perecieron, puede que lo omitas en tu recorrido. El horario del S-21 es de 8 a 17:30 y la entrada 2$.
Otro sitio que no debes perderte es el Palacio Real, construido en 1866, pues es la mejor forma de descubrir los años de gloria de Camboya. Allí destacan el Palacio Khemarin, la Sala del Trono y la Pagoda de Plata, con más de 5.000 baldosas de este metal. Lamentablemente hay demasiados visitantes y gran parte del recinto está cerrado al público por ser la residencia oficial del Rey. El horario no es muy amplio (7:30 a 11 y 14:30 a 17) y exigen llevar pantalón largo, zapatos cerrados y los hombros cubiertos. Entrada: 6,50$.
Para terminar la ruta, es muy agradable caminar por el malecón de Phnom Penh al atardecer. Hay muchísima actividad en este paseo junto al río Mekong Tonle Sap. Aquí se reúnen las familias y amigos cuando el sol aprieta menos.
Fotos | Mar Serrano En Diario del Viajero | Avistar a los delfines de Irrawaddy en Kratie, Camboya