Las casas de Ámsterdam: todos sus secretos

Si algo llamaba mi atención antes de conocer Ámsterdam, aparte de los canales, eran las características fachadas desiguales de la ciudad, alargadas, unas más estrechas que otras, de colores diferentes y unas junto a las otras, que conforman las calles dibujando un perfil de techos tan distintos.

Se trata de un paisaje urbano único, y más cuando estas viviendas se asoman a los canales de Ámsterdam, reflejándose en sus aguas. Si en algo se asemeja el mosaico de barrios de la ciudad, es en estas casas típicas, unos universos alargados y estrechos debido al alto precio que el terreno tenía en la ciudad. Hay cosas que no cambian.

La historia nos dice que muchas de estas viviendas fueron antiguos almacenes que dieron forma a la ciudad comercial, sobre todo la zona que queda dentro del “primer anillo”, el del Canal Singel, que delimita el casco antiguo.

Ámsterdam nació como puerto y ciudad comercial, importante lugar de encuentro de mercaderes y mercancías venidos de los lugares más diversos. Entonces, las casas no tenían número sino marcas, el nombre del producto o de la compañía que lo comercializaba.

Con el paso del tiempo, fueron reconvirtiéndose en viviendas elegantes, y si nos detenemos en los puntos más elevados de las casas, en la mayoría de ellas podremos observar los frontones con poleas que antiguamente se usaban para izar mercancías o muebles.

Existen varios tipos característicos de terminaciones de esas fachadas superiores, gabletes o frontispicios, según la moda y la época:

  • Los más antiguos son rectos y puntiagudos, terminados en pico, los más sencillos.
  • La fachada en escalera es un motivo decorativo tomado de la arquitectura gótica que se instauró a mediados del siglo XVII y estuvo de moda hasta un siglo después. Probablemente la primera muestra de fachada en escalera sea “la Casa de los 3 canales”, un elegante edificio de 1610.
  • <li>A partir de  1630 se impusieron los gabletes con forma de cuello y algo después los de campana.</li>
    

  • Sólo a partir del siglo XVIII se popularizó la terminación de cornisa recta.
  • Como las mercancías y los muebles entraban en las edificaciones por las ventanas, éstas no podían ser pequeñas. De ahí los enormes, abundantes y desnudos ventanales que, además, permiten que entre la luz natural de modo generoso. Cuando la hay, claro, que los días nublados y lluviosos suelen ser abundantes en estas geografías...

    Pronto volveremos sobre esta arquitectura tan especial y característica de Ámsterdam, una ciudad que cuenta con más de 7.000 edificios y construcciones declaradas monumentos históricos.

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