He estado dos veces en Machu Picchu, la primera llegué tras recorrer el Camino del Inca y la segunda vez, para acceder más deprisa, opté por tomar uno de los trenes desde Cuzco.
Había otros trenes para turistas pero tomé el divertido tren local en el que a semejanza con el camarote de los hermanos Marx, seguía entrando más y más gente. Después de estas dos experiencias, me suena bien lo de un vuelo directo a Machu Picchu, pero... si lo pienso dos veces, quizás no sea tan buena idea.
Una visita a Machu Picchu ya suele estar bastante poblada de gente y es conveniente madrugar si quieres poder ver cómodamente las formaciones de piedra, hacer fotos cómodamente y admirar el trabajo de los pobladores precolombinos. Se calcula que el nuevo aoeropuerto, podría cuadruplicar el número de visitantes a la zona, convirtiéndola en un lugar casi impracticable y saturado de turistas.
Cierto es que ese aumento de viajeros ayudaría económicamente a la ciudad de Chinchero, donde estaría situado el nuevo aeropuerto, lo cual daría prosperidad a esta ciudad, sus hoteles y restaurantes que recibirían una gran inyección de divisas.
Pero tantos viajeros podrían dañar las ruinas o producir daños al paisaje de los alrededores, ese maravilloso color verde que enmarca el valle sagrado de los Incas que resulta tan mágico y ha convertido a Machu Picchu en un destino a los que hay que acudir al menos una vez en la vida.
Bastante ha cambiado ya el entorno con la aparición de agencias de contratación de guías para el trekking, o las rutas de mountain bikes para acceder a la zona, que ya han producido ciertos daños medioambientales o al menos han cambiado el paisaje rural y auténtico de los habitantes de la zona que yo conocí hace unos cuantos años.
Incluso algunos de los peruanos que viven del turismo están en contra de este aeropuerto ya que lo ven contrario a sus tradiciones, --que están viendo desaparecer-- y un atentado contra la Madre Tierra o Pachamama.
Si ya hay hasta pizzerías y clubs nocturnos en Aguas Calientes, para dar un servicio a los turistas y las calles se ven muchas veces atascadas por largas colas de autobuses en la vecina localidad Ollantaytambo.
La situación es realmente crítica pero el proyecto de aeropuerto de Chinchero parece que sigue en marcha, para alegría de unos y enfado de otros preocupados por el riesgo de saturación turística. Tened en cuenta que a día de hoy, el número de visitantes alcanza el millón de personas al año que podrían llegar a los cuatro millones si el tema sigue adelante.
En todo caso es un tema polémico. El problema no es en sí el aeropuerto o el número de turistas, sino una mala gestión del turismo que visita las ruinas. Quizás se deberían construir pasos elevados para no estar pisando las piedras que forman parte del conjunto histórico y así evitar su deterioro, o aumentar la calidad y frecuencia de los trenes y básicamente, crear un programa de turismo sostenible en la zona.
El tiempo dirá cómo se soluciona el tema del vuelo directo a Machu Picchu, pero hoy por hoy lo que para unos era un sueño hecho realidad para otros parece una pesadilla. ¿Qué os parece a vosotros?
En Diario del Viajero | Una carretera para llegar a Machu Picchu
En Diario del Viajero | Año del Centenario de Machu Picchu para el mundo