Tiempo más tarde he llegado a entender esa escena, y también las otras, como la que también sucede en el coche con pequeños acercamientos físicos (una mano en la pierna, otra en los hombros de la chica) mientras están estacionados viendo una película. Entonces me preguntaba: ¿dónde hay sitios así? ¿Cómo es posible que se pueda ver una película desde el coche y, además, te sirvan comida por la ventanilla?
Estos lugares se llaman drive in, y hace décadas eran muy populares en Estados Unidos. Básicamente consiste en poner un cine en un parking. Actualmente casi no queda ninguno, la mayoría están abandonados o han sido transformados en mercados de ocasión, o limitados a la temporada de verano en San Francisco, Los Ángeles y Arizona.
El primer drive in del que se tiene constancia se remonta a 1933, en Nueva Jersey. Diez años después ya se encuentran abiertos más de 4.000. La mayoría desapareció en la década de 1980. Si os apetece volver a los sesenta y ver una peli desde el coche, hasta hace unos meses podríais haberlo hacerlo en Scottsdale, Arizona (recientemente fue demolido).
Este drive in construido en 1977 tiene seis pantallas al aire libre. Se llamaba Scottsdale Drive In, y está en medio de la ciudad. Las seis “salas” están formando dos filas enfrentadas en un solar que de día parece abandonado. Estaba abierto los 365 días al año, así que podíais ir cuando quisierais. Aquí cabían hasta 1800 coches.
El sonido de la película se sintoniza con la radio del coche, a través de la emisora AM, así puedes cerrar las ventanillas y quedar aislado del ruido ambiente.
Y como sucede en la película Grease, los drive in tuvieron un papel muy importante en las primeras experiencias sexuales con chicas: no hay que olvidar que en Estados Unidos puedes conducir con 16 años de edad, así que imaginad lo que supone invitar a una chica a ver una película.
Merece la pena probar la experiencia (aunque solo sea ver una película y nada más), antes de que los drive in desaparezcan para siempre, y ya solo nos queden películas como Grease para saber que existían. Como explica Frédéric Martel en su libro Cultura Mainstream:
Los drive in que aún existen junto a las autopistas estadounidenses conservan un poco el ambiente de colores vivos que se ven de lejos: el Rodeo Drive de Tucson (Arizona) con una cow girl luminosa revoloteando su lazo al viento; el New Moon Drive de Lake Charles (Luisiana), con una luna fluorescente en el cielo; el Campus Drive en San Diego, con una animadora de pompones rutilantes.
Uno de los poco que sobrevive con cierta salud es el el Glendale 9 Drive-In, en Arizona.