Un deporte poco conocido en el mundo y, también, con pocos adeptos en la Argentina, al menos en las grandes ciudades. Claro, dado que se trata de una disciplina íntimamente ligada con la vida del campo.
Por tal motivo, sólo aquellos viajeros que decidan conocer el interior del país, sus establecimientos rurales o estancias, sus campos y la famosa “Pampa Argentina” tendrán la posibilidad de apreciar la destreza de los jinetes dedicados a practicar este juego cuyo origen se remonta al siglo XVI de la mano de los gauchos.
Historia y orígenes
Se trata de un deporte ecuestre que comenzaron a jugar los gauchos. Los primeros indicios de esto datan del siglo XVI cuando dos equipos se enfrentaban en alguna estancia.
Su nombre se debe, precisamente, a que se lo practicaba con un pato muerto, aunque a veces apelaban a uno vivo y colocado dentro de una bolsa.
En aquella época se trataba de un deporte con características violentas, debido a que no existían reglas. Eso hizo que, en algún momento, el gobierno de turno prohibiese su práctica.
Más tarde se estableció un reglamento y en el año 1953 el presidente Juan Domingo Perón lo declaró de manera oficial como deporte nacional.
Cómo se juega
- Los equipos se encuentran conformados por cuatro jinetes.
- El juego se divide en seis períodos o tiempos de ocho minutos cada uno, separados por entretiempos de cinco minutos.
- La cancha es de césped y sus dimensiones son las siguientes: largo entre 180 y 220 metros, ancho entre 80 y 90. Posee un aro en cada extremo de un diámetro de un metro, con una red y colocado a una altura de 2,40 metros.
- El "pato" ya no es un animal, sino que se trata de un balón de cuero con seis asas.
- Los jugadores pueden recoger el pato cuando se encuentre en el suelo. Quien lo obtenga se lo puede pasar a algún compañero pero, además, tiene la obligación de extender el brazo dándole la posibilidad al contrario de que se lo quite.
- Por supuesto, el objetivo será embocar el pato dentro del aro.
- Se trata de un deporte que requiere de mucha práctica y agilidad de los jinetes.
Un espectáculo único
Presenciar un partido de pato es, también, presenciar mucho de lo que pocos conocen de la Argentina. La vida en el campo.
Por ello existen muchos tours que permiten al viajero acercarse a las estancias. Muchas de ellas ubicadas a pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, en localidades tales como San Antonio de Areco, Luján, Capilla del Señor o Cañuelas.
La mayoría de esos recorridos permiten pasar el día en estos establecimientos rurales, probar su gastronomía que suele incluir empanadas, asado y buen vino, disfrutar de danzas típicas y juegos tales como el pato. Paseos a caballo, caminatas y demás experiencias realmente inolvidables.
Una opción diferente para alejarse del ritmo de Buenos Aires y conocer algo 100% argentino.
Fotos | Wikimedia, Wikimedia, Wikimedia En Diario del Viajero | Finlandia: el país de los deportes absurdos