Diario del Viajero en Buenos Aires: primeras impresiones

Quienes sigan el blog habitualmente habrán notado mi ausencia durante el último mes.

He estado de vacaciones con mi familia en mi tierra, Argentina. Aunque me hubiese gustado tener más tiempo para viajar por el país, solo hemos estado en Buenos Aires, en la Capital Federal, y en un lugar de playa en la costa atlántica llamado Pinamar, del cual ya os hablaré en otro post.

Hago la aclaración porque la provincia de Buenos Aires es muy grande y de las fronteras de la capital para allá, salvo sitios puntuales, es otro mundo.

Contaré las primeras impresiones que tuve de mi cuidad después de tres años desde la última vez, con la matización de que he nacido y vivido allí durante 25 años y al ir de vacaciones por unos días veo todo con otros ojos, que no son los mismos que antes, aunque luego el ojo tienda a acostumbrarse.

Lo primero que noté, más bien que sentí en mi propia piel ni bien bajar del avión, fue la maravillosa humedad de Buenos Aires. La que años atrás detestaba entre otras cosas porque me encrespaba el pelo, hoy, después de conocer la sequedad de Madrid se convirtió en un regalo de bienvenida.

Aspectos climáticos aparte, enseguida pude distinguir dos Buenos Aires diferentes. Una para el turista, una vidriera de cosas estupendas, y otra para el porteño, que puede darse algún que otro gusto pero no puede permitirse vivir al nivel de un turista.

Me refiero especialmente a ciertos barrios relativamente nuevos como Puerto Madero o Palermo Soho (llamado así porque es un barrio “trendy”) donde sus restaurantes, tiendas y hoteles están preciosos, impecables, pero que en general son bastante caros, con precios para turistas que van con dólares o euros.

Me llamó la atención que algunas tiendas no marcan los precios en la ropa, a modo de broma dicen que depende de cómo habla el cliente, es un precio u otro. Si te mueves en sitios muy turísticos, los precios son elevados, aunque de todos modos, con el cambio actual, para los europeos son muy buenos precios. A lo mejor no hay tanta diferencia en ropa de marca, que es cara, pero sí por ejemplo en cosas cotidianas como cenar en un restaurante o en coger un taxi.

Hemos pasado allí Navidad y Año Nuevo, con calor, claro. A pesar de los 35 grados se acostumbra comer frutos secos, turrones y unas buenas comilonas protagonizadas generalmente por un asado o un lechón frío acompañado de todo tipo de ensaladas, arrollados y postres con dulce de leche para después. Pero la gastronomía es un tema aparte, del cual también os hablaré más adelante.

También daré en los próximos días una guía rápida para quien va por primera vez sobre los lugares típicos que no hay que dejar de ver, pero también sobre algunos lugares menos conocidos pero muy interesantes que no son tan visitados por el turismo.

Buenos Aires es y está muy bonita. La seguridad, un tema que preocupa bastante a los visitantes, está mucho mejor que años atrás, ya no se nota esa sensación de inseguridad en las calles.

Desde luego es un momento ideal para conocer la ciudad. A partir de estas fechas los precios de los pasajes ya han bajado, y a pesar de que hay que aguantarse 12 horas de avión merece mucho la pena conocerla. Y ya que hacemos el viaje es obligado hacer un recorrido por las bellezas naturales del país como el Glaciar Perito Moreno, las cataratas del Iguazú o la Patagonia Argentina.

Os dejo con unas fotos que he sacado de la ciudad (en nuestro grupo Flickr podréis encontrar muchas más) así como en los posts que iré publicando los próximos días.

Más información | Turismo de la Ciudad de Buenos Aires En Diario del Viajero | Buenos Aires, una de las mejores del mundo En Diario del Viajero | Viajá Buenos Aires, nuevo blog turístico de la ciudad

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