Entre la costa del Atlántico sur y los Andes, se abre una extensa meseta que forma parte del cuerpo de la Patagonia argentina. En esta vasta planicie reina el viento, y los pocos pueblos y ciudades patagónicos se hilvanan a través de largas rutas. En medio de ese paisaje de película se tejió una historia poco conocida en épocas prehistóricas.
Si en el territorio actual de algunas provincias como Neuquén se encuentran algunos de los yacimientos de dinosaurios más importantes del mundo, en la provincia de Santa Cruz encontramos un sitio declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO gracias al valor de sus representaciones rupestres: la Cueva de las Manos Pintadas.
Al noroeste de la provincia de Santa Cruz, sobre el Cañadón del río Pinturas, en plena estepa de la Patagonia argentina, se encuentra esa cueva.
La importancia arqueológica y paleontológica del sitio reside en que estas pinturas de manos, animales y figuras geométricas hechas sobre las rocas son consideradas las expresiones más antiguas de los pueblos sudamericanos. Incluso, en la región, cercana al Parque Nacional Perito Moreno, existen vestigios que demuestran la existencia de vida desde unos 14 mil años a.C.
La cueva mide 170 metros de profundidad y en su interior fueron contabilizadas 829 imágenes, entre dibujos geométricos, figuras solares, escenas de caza, animales (guanacos, serpientes, choiques, pumas y pisadas de ñandú) y motivos relacionados con la fertilidad.
Las obras, descubiertas por el perito Francisco Moreno en 1876, pertenecen a la cultura tehuelche y sus antecesores. Se estima que tienen más de 9.300 años y el distintivo que las identifica a nivel mundial son las manos, pintadas en sus diversas formas.
Las figuras humanas fueron representadas con formas lineales, y se cree que los espirales darían cuenta de las deidades que regían a los grupos sociales.
El color de las expresiones dependía de la obtención de la materia prima cercana a cada yacimiento. En general, se trata de hematita para el rojo, caliza para el blanco, manganeso o carbón vegetal para el negro y limonita u ocre para el amarillo. También se usaban frutos, plantas, rocas molidas y sangre de animales.
De las 829 manos pintadas, la mayoría fue realizada en negativo. Utilizaban para esto un hueso ahuecado de ñandú por el que soplaban a modo de spray sobre su mano izquierda apoyada sobre la roca. La pintura la fabricaban combinando pigmentos autóctonos con yeso para lograr adherencia.
Los especialistas distinguen tres tipos estilísticos. El más antiguo, data de 9500 años muestra negativos de manos, escenas y cercos de caza con lazos, rituales y manadas de guanacos. El siguiente va de 7000 a 3000 años atrás y allí podemos ver manos negativas, grupos de guanacas preñados y algunos anfibios y ñandués, y figuras felinas. El último grupo,de 2500 años muestra figuras humanas, manos esquemáticas, figura geométricas, círculos concéntricos, líneas en zigzag, todas en un rojo vibrante.
Para llegar a la Cueva de las Manos hay que hacer camino por la mítica Ruta Nacional 40 que une casi 5 mil kilómetros de la Argentina, y llegar a su cruce con la Ruta Provincial 43. En la zona se encuentran además otros sitios arqueológicos como Piedra Pintada, Charcamata, la Cueva Grande y el arroyo Page.
Hay un pequeñísimo pueblo a pocos kilóemtros: Bajo Caracoles con un hotelito y una gasolinera (casi la única de los alrededores). A partir de allí, el poblado más cercano (¡a 163 kilómetros!) es Perito Moreno. También hacia la Cordillera de los Andes se encuentra Los Antiguos, el lugar elegido por las antiguas tribus indígenas para el descanso de los ancianos.
Fotos | UrielArte y Turnoticias En Diario del Viajero | Patagonia