El servicio en el salón comedor del crucero se desarrollaba normamente hasta que se desata una tormenta.
La cámara fija nos muestra la secuencia completa de más de 7 minutos eternos en los cuales el vaivén pone en jaque a pasajeros, personal y mobiliario del barco.
Al principio sólo se adivina algo por el movimiento de las plantas. Algún camarero cruza inestable la pista de baile. Comienzan a deslizarse algunas sillas. Los pasajeros pretenden levantarse para buscar mejor posición.
Pero la cosa va a peor y lo que al principio parece gracioso, se vuelve peligroso.
Sillas, mesas, plantas, muebles y enseres resbalan hasta destruir lo que era el comedor.