Si bien muchos le llaman cueva, los naturales del lugar le han dado el nombre de sótano a este lugar que tiene una caída vertical de 376 metros, una profundidad total de 512 metros, una diámetro de 60 metros en la parte superior y una apertura de 300 por 60 metros en el fondo, dándole así una forma cónica.
De origen kárstico, el sitio se encuentra protegido debido a que en su interior y en sus alrededores conviven gran cantidad de especies animales, en particular aves que se refugian en la cueva.
Pero claro que cualquiera podría pensar que allí dentro habitan golondrinas… pero no. Su nombre se debe a que los pobladores de la zona llaman golondrinas a lo que, en realidad, son vencejos.
Y así, en medio de una densa vegetación, este abismo natural es un paraíso para los amantes de las aves, la naturaleza y de los deportes extremos. Porque, aunque parezca mentira, existen quienes se animan a lanzarse al vacío recorriendo a vuelo de pájaro los casi 400 metros de altura del Sótano de las Golondrinas.
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