Uno de los mayores placeres del viajero es sumergirse en la cultura de un país gracias a su gastronomía. Hoy vamos a conocer un poco mejor el aguardiente casero rakia, que se puede degustar en algunos lugares de Bulgaria.
La rakia búlgara está hecho a partir de la uva o la ciruela y siempre se elabora de manera artesanal y casi siempre clendestina, con recetas que han pasado de generación en generación.
Aunque este popular aguardiente bulgaro de 40 grados se puede encontrar en las tiendas y restaurantes fácilmente, los búlgaros prefieren degustar su propia producción casera, que evidentemente no pasa ningún control de calidad y, además, es ilegal desde el punto de vista fiscal.
Para fabricar el rakia, se ponen las frutas en barriles de plástico para que fermenten y se añade azúcar para acelerar el proceso. Cada productor sabe cuándo ha llegado el momento de la destilación y, entonces, unirá esa masa parecida a la mermelada con agua en una caldera. Una vez hecha la mezcla, se destila la rakia primaria, que no se puede beber porque contiene grandes niveles de metanol.
No obstante, para evitar el peligro del destilado, hay búlgaros que dejan añejar al aguardiente en barricas de roble y se le agregan hierbas aromáticas.
La rakia búlgara se sirve como aperitivo en pequeños chupitos y siempre se toma con ensalada, según la tradición del país. Se puede tomar fría, durante el verano, o caliente y endulzada con miel en el invierno.
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