Uno de los aspectos que el viajero más valora de la experiencia de viajar es el de relacionarse con la gente del destino que visita. Sobre todo, si viajamos en solitario, ya que la situación nos obligará a hacerlo y esa experiencia resultará aun más enriquecedora, si cabe.
Por ejemplo, cuando vamos a comer a un restaurante en un país cuyo idioma no dominamos nos vemos obligados no sólo a entender al camarero de turno sino sobre todo a hacernos entender nosotros mismos. Y ya sabemos que esa es una situación cuyo resultado puede ser que acabemos sobre nuestra mesa con un plato de 'no se qué que yo no me como'.
Aunque esa es una situación que podría dejar de producirse si tiene éxito una carta electrónica que se está probando ya en algunos restaurantes de Japón, Europa y Estados Unidos. Este invento, obra de unos israelís, consiste en una pantalla táctil que nos permite seleccionar fácilmente y en diferentes idiomas nuestra elección del menú, del que podremos ver fotografías.
Una posible solución a la situación anteriormente descrita, aunque yo me sigo quedando con el camarero de carne y hueso y la posibilidad de relacionarme con la gente local, aunque el camarero no sea ni de allí...