Paraíso de la moda, en cualquier esquina de Hoi An te topas con una tienda donde te hacen vestidos a medida, armanis, chaquetas polares, de cuero, de ante y de lo que quieras. Copias perfectas de Panama Jack e incluso botas con gore-tex. Lo que quieras y a medida por unos cuantos dólares. Es una delicia encargar un traje a medida y, mientras uno espera a que le sirvan, se va a dar una vuelta por la ciudad. Una de las pocas que salieron indemnes de la locura americana. Pagodas, puentes japoneses, templos chinos, palacios cantoneses, casas antiguas de mercaderes, ruinas chams, Hoi An parece respirar con el oxígeno muerto de dos siglos atrás, con su pasado cham, su influencia china y la vida vietnamita que invita al viajero a descansar unos días a la espera de ese nuevo traje a estrenar!
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