En la cima de la montaña encontramos un restaurante giratorio, el Piz Gloria. El restaurante, así como el teleférico, fueron construidos por el arquitecto bernés Konrad Wolf. Debido a la dificultad que entraña construir un restaurante como éste en la cima de una montaña, muchas partes del restaurante fueron prefabricadas. Y aquí se rodaron algunas escenas de una película de James Bond.
Futurismo nevado
El revestimiento exterior del piso superior del restaurante es completamente de vidrio, y sentado en cualquier mesa, en una hora, daréis una vuelta completa de reloj gracias al mecanismo de rotación de la estructura, contemplando el panorama en 360 grados: 40 picos y 20 glaciares (cuando fue construido en 1969 fue el primer restaurante giratorio del mundo, lo cual tiene mucho sentido en un lugar tan alto y tan lejos de todo: la gracia de estar aquí es atalayar lo que queda alrededor).
El mecanismo funciona gracias a la energía solar. El futurista restaurante, pues, es tan llamativo que por supuesto no pasó desapercibido para James Bond.
Fue aquí donde se rodaron algunas escenas de 007 Al servicio secreto de su majestad. Unas secuencias que se proyectan a menudo en el mismo restaurante. Con todo, revisionar esas escenas puede hacerte recordar que aquella entrega de la saga fue una de las menos afortunadas, y además ni siquiera estaba protagonizada por Sean Connery, sino por George Lazenby, que fue su única incursión en este personaje. Afortundamente.
También, para sacarle todo el rendimiento económico a este hecho cinematográfico, existen tiendas de souvenirs en las instalaciones del restaurante, donde uno puede adquirir, por ejemplo, una gorra o un chaleco con el 007 estampado. Un poco hortera, pero tiene su gracia.
El restaurente dispone de 40 mesas, y los precios de los platos, como podéis imaginar, son tan elevados como el propio restaurante. Al menos doy las gracias por el hecho de que no exista ningún plato en el menú llamado Sopa a lo Bond o Founde Con Licencia para Matar. O al menos, si lo había, mi cerebro tuvo a bien impedirme verlo cuando visité el lugar hace unos años.
No muy lejos de allí hay otro icono consagrado al personaje de James Bond. En esta ocasión, del actor que encarnó al personaje en alguna que otra ocasión: Roger Moore. Me refiero a Gstaad, una localidad al suroeste del país, a 1.050 metros sobre el nivel del mar, que ha alojado a lo más florido de mundo, pues junto a St. Moriz y Verbier, Gstaad posee una de las estaciones de esquí más elitistas de Suiza. Aquí tenía una casa Dodi Al-Fayed, en la que se solía encontrar con Lady Di. También la tenían Elizabeth Taylor y Richard Burton. Y Roger Moore pasaba aquí 6 meses de cada año.
Imágenes | Wikipedia