Diez de abril de 1970. Tal día como hoy de hace 50 años Paul McCartney anunciaba lo que ya era un secreto a voces: los cuatro de Liverpool ya no existían. Para el recuerdo infinidad de canciones que nos siguen emocionando y un último concierto en una terraza. En pleno centro de Londres está Savile Row, la calle de los sastres que vio el último concierto de The Beatles.
En pleno Mayfair, muy cerca del bullicioso cruce de Picadilly Circus está la calle en la que se acumulaban las sastrerías más importantes y en la que Apple Corps tenía sus oficinas. Allí, por sorpresa se subieron a la terraza un 30 de enero de 1969 y dieron su último concierto conocido.
En el sótano del número 3 de Savile Row estaba el estudio de grabación de Apple Corps en el que The Beatles estaban dándole vida a su último disco. La creatividad no había parado pero no habían actuado en concierto desde 1966, en Estados Unidos. Llevaban tiempo planificando una última actuación y la idea de hacerla en la terraza, por sorpresa, les pareció lo más cómodo, ya que no tenían que hacer un gran traslado de los instrumentos.
Aquel 30 de enero, sólo acompañados por una parte de su equipo técnico y teniendo como público a los viandantes y a los vecinos, dieron su último concierto con 42 minutos de canciones ensayadas para incluirlas en el disco, 'Let it Be'. Fue justo a la hora del parón para la comida y terminó abruptamente porque la policía los disolvió tras las quejas de los vecinos. Se dice que John Lennon les dijo "espero que hayamos pasado la audición"
Los mejores trajes salen de Savile Row
Desde hace casi tres siglos si alguien en Reino Unido quiere un buen traje hecho a medida tiene que ir a Savile Row, la calle de las sastrerías, que ha tomado medidas a gente de la realeza y a nuevos ricos con ínfulas de ir elegantes. Nacida en origen como Savile Street, fue construida entre 1731 y 1735 como una parte de la urbanización del Burlington State. ¿El nombre? se lo debe a Lady Dorothy Savile, esposa del tercer duque de Burlington.
Los primeros en residir allí fueron militares y sus esposas, luego políticos, y en el número 7 "estaba" la casa de Phileas Fogg cuando Julio Verne lo hizo salir para dar 'La vuelta al mundo en 80 días'. De esa casa no queda ni rastro para sacarse una foto nostálgica, porque la han sustituido por un edificio moderno.
A finales del siglo XVIII empezaron a llegar las sastrerías y empezó a cambiar un poco la fisonomía de la calle, porque los bajos empezaron a tener grandes escaparates de cristal, al igual que los patios, para que entrara la luz natural y les permitiera trabajar mejor. Los trajes de Savile Row desde un principio van unidos a una palabra "bespoke", hecho por encargo, porque de eso se trata: todos los trajes se hacen desde cero, y han tomado medidas a Lord Nelson, Eduardo VII, Winston Churchill, los Príncipes de Gales y actores de renombre.
Tras una época difícil y la eterna discusión de si las grandes cadenas de diseño terminarán fagocitando Savile Row (se abrió una lucha encarnizada cuando se instaló cerca Abercombie and Fitch) siguen manteniéndose fuertes. Sin poder daros un número exacto quedan unas 40 sastrerías a medida en estos momentos, pero ninguna de las sastrería originales continúa activa pero sí que las hay de gran tradición. Nos vamos a quedar con el detalle de Henry Poole & Co, que con el mecenazgo de Eduardo VII se convirtió en muy famosa y se considera que ellos crearon el esmoquin, al diseñarle una chaqueta para fumar a un joven Eduardo.
En Gieves & Hawkes, en el número 1 de la calle, se introdujeron poco a poco ropa ya hecha, prêt à porter y en Hardy Amies Ltd. se diseñaron trajes para la selección de fútbol, vestuarios de películas y el traje que Isabel II utilizó en su retrato del Silver Jubilee de 1977.
Terminamos con el guiño del cine. Kingsman: Servicio Secreto es una película de espías muy al estilo de James Bond (que nunca se vistió en Savile Row) que van vestidos como auténticos caballeros y que tienen como parte de su identidad secreta el ser sastres de Savile Row. La sastrería es Huntsman, que también les hizo los trajes.
Hoy en día los intereses de todos los situados en Savile Row y calles adyacentes se preservan gracias a Savile Row Bespoke, una sociedad que se encarga de que el espíritu original de la calle se mantenga y que fueron los que lucharon contra Abercrombie & Fitch cuando se instalaron: no consiguieron que se marcharan de allí pero sí que les ganaron la partida con la pintura del edificio (protegido), aunque hubo quien dijo que molesta más su ropa que lo que le habían hecho al edificio.
Imágenes | Igor Mróz, Mike Fleming, bill_comstock, Imperial War Museums, Gryffindor