Hoy viajamos a un parque muy especial en Italia, el parque de los monstruos o Sacro Bosco di Bomarzo, en la provincia de Viterbo, región de Lazio. Un "antiparque" surgido tal vez de los sueños alucinados de un duque y por el que a algunos no les gustaría perderse en solitario...
Es un complejo monumental ubicado en las laderas de un anfiteatro natural. Su verdadero nombre es Sacro Bosco o Bosque Sagrado, pero es conocido en todo el mundo como el Parque de los monstruos por las esculturas que lo pueblan: figuras enigmáticas de monstruos, dragones, personajes mitológicos y animales exóticos...
Y todo alternando en un entorno boscoso donde también se levantan una pequeña casa inclinada, un templo funerario, fuentes, asientos y obeliscos grabados con lemas e inscripciones...
Estamos en los jardines del Castillo de los Orsini, aunque tal vez llamarlos "jardines" sea excesivo, ya que predomina una vegetación exuberante poco domesticada. Y entre los árboles, parterres y arroyos, surge a la vista del visitante una sucesión de desmesuradas esculturas talladas en roca, de aspecto amenazador o absurdo, con tintes surrealistas.
El creador de este trabajo tan peculiar que se remonta al siglo XVI fue el príncipe Pier Francesco Orsini asistido por el arquitecto Pirro Logorio y Jacopo Vignola.
La simbiosis entre ellos dos dio a luz al Sacro Bosco di Bomarzo en 1552, motivado por el reciente fallecimiento de la esposa del príncipe y, tal vez, por las pesadillas que sufría este tras el suceso. El pequeño templo que hay sobre una colina está dedicado a su gran amor.
Junto a "Bosque Sagrado" también se lo conoce como "Bosque Iniciático", ya que es probable que la intención original fuese crear una especie de ruta iniciática, donde, según palabras del mismo duque, fuera posible "desahogar el corazón", y al mismo tiempo sorprender los ojos de los huéspedes.
Tras la muerte del duque, los herederos abandonaron el parque, y solo después de 400 años la familia Bettini recuperó el lugar y lo restauró para que lo pudiéramos admirar tal y como se hace hoy en día, en la década de 1970.
Monumentos del Parque de los monstruos, Bomarzo
Tuve la suerte de recorrer el parque hace unos años y recuerdo que era un día nuboso, lo cual incrementaba posiblemente la sensación de extraña pesadilla que producen algunas esculturas.
Un paseo sorprendente, por senderos mas o menos abiertos (mis favoritos, los más recónditos para perderse, en grupo, eso sí), donde las figuras pétreas aparecen extrañamente pobladas por la vegetación y la humedad que parece querer apropiarse de ellas.
Una pequeña avenida arbolada nos lleva al interior del parque, donde nos reciben dos esfinges griegas, colocadas en la entrada, bajo un arco de piedra y con inscripciones en la roca. Las esfinges eran consideradas guardianas de las ciudades sagradas:
Vosotros que entráis aquí, considerad lo que veis y luego decidme si tantas maravillas están hechas por el engaño o por el arte.
Hacia la izquierda encontraremos figuras que encarnan a los dioses más antiguos: Saturno, Juno, Fauno y la Triple Hécate. Hécate era una diosa de la mitología griega que pudo viajar libremente entre el mundo de los hombres, el de los Dioses y el reino de los Muertos.
Podremos ver al Elefante que está a punto de matar a un legionario romano, un Orco con amenazadoras fauces que nos engulle, Hércules destrozando a Caco y otras criaturas fantásticas.
Estas son las esculturas y monumentos más conocidos del Parque de los monstruos:
Proteo, una figura de la mitología griega, hijo de Poseidón o de Océano y una náyade. Su peculiaridad era poder cambiar su forma en cualquier momento.
La lucha entre gigantes, Hércules y Caco. Hércules, el héroe mitólogico, mata descuartizando a manos desnudas a Caco, el hijo del dios Vulcano.
El grupo de la Tortuga, Mujer, Ballena. Una tortuga gigante sostiene una mujer en su espalda, sobre una esfera: representa la victoria alada, Nike.
Pegaso, el caballo alado, que intenta volar para anunciar la victoria a los dioses.
Las tres gracias abrazadas, parte de la mitología griega, probablemente originalmente vinculadas a la vegetación, presiden el teatro de piedra.
Venus sobre una concha, un tema que encontramos recurrente en todas las épocas: desde los frescos en Pompeya hasta la Venus de Botticelli.
La casa inclinada, construida sobre una roca inclinada, puede hacerte perder el equilibrio. La casa parece estar al comienzo de la entrada primitiva, donde Vicino Orsini quería dar una primera emoción a los visitantes de su parque.
El gran grupo del elefante con la torre, el guía y el legionario. Es una de las esculturas más grandes del parque. Un elefante coronado con una torre que probablemente aluda a Aníbal, comandante militar de la antigua Cartago. El elefante atrapa al legionario con su trompa: simboliza las batallas de Aníbal contra Roma.
El Orco es tal vez la figura más conocida (foto de portada). Un inquietante Orco (también llamado ogro) con la boca abierta de par en par, a la que se accede por unas escaleras de piedra y en cuyo interior hay una mesa y sillas también pétreas. Sobre la boca del Orco aparece la inscripción "Dejad todo pensamiento los que aquí entráis": nos invita a abandonar las creencias racionales para reunirnos con nuestra parte más instintiva y auténtica. ¿Cómo no iba a estar Dalí encantado con este parque?
El grupo de Equidna, los Leones y la Furia: dos míticas figuras mitad mujer, mitad serpiente, con dos leones en el centro.
Neptuno, dios de los mares, sostiene un pequeño delfín debajo de una mano. Junto a él hay un gran delfín con la boca abierta.
La ninfa dormida, entre el mundo de los sueños y la realidad, espíritu del campo y la naturaleza.
El dragón alado, rodeado y atacado por tres animales: un perro, un león, un lobo.
El Templo dedicado a Giulia Farnese se erigió 20 años después que el resto del parque, en honor a la esposa de Orsini, a modo de mausoleo. Tiene una planta ortogonal, símbolo de la resurrección y muestra los símbolos de la familia de los Orsini, el oso y la rosa.
El Parque de los monstruos en Bomarzo ya está abierto de nuevo al público con condiciones especiales de reserva previa, aforo limitado (20 personas por hora) y asistencia provistos con guantes y mascarilla. Abre d lunes a domingo, de las 9 a las 19 horas. La entrada completa cuesta 11 euros (8 euros para niños de 4 a 13 años). Un paseo onírico, surrealista, una interesante pesadilla hecha piedra que hay que vivir.
Fotos | Esteban Fernández García, Elena Gabrielli, Giuseppe Savo, N i c o l a Sergio & Gabriella y Gwendolyn Stansbury en Flickr-CC
Sitio Oficial | Sacro Bosco