El Renacimiento italiano no sería lo mismo sin el artista completo, sin el hombre que falleciendo con 65 años fue capaz de grandes cosas. Este año todo gira en torno a celebraciones de la vida del maestro, y desde Diario del Viajero queremos contaros cuales son los cinco lugares que deberías visitar para conmemorar los 500 años de la muerte de Leonardo da Vinci.
Cinco lugares que de por sí siempre merecen una visita pero que en este año tiene mucho más sentido. Su ciudad natal, el lugar donde falleció, Florencia, París, y Milán marcan este pequeño viaje por su vida que queremos compartir con vosotros.
Vinci, Italia
Aunque le da nombre a pesar de que hay dudas sobre el lugar exacto de su nacimiento, pero Vinci, a una corta distancia en coche el este de Florencia estará, por supuesto este año de celebraciones. El Museo Leonardiano di Vinci, que alberga la mayor colección de inventos y máquinas de Leonardo Da Vinci añade a sus fondos una exposición temporal organizada en conjunto con la Galería de los Uffizi y que girará en torno a uno de sus primeros trabajos: Paesaggio. Estará abierta hasta el 19 de octubre.
Da Vinci pintó Paessagio con fiume, el río Arno, con pluma y tinta, el 5 de agosto de 1473 tal y como figura en la esquina superior izquierda. Con este trabajo empieza a surgir el interés del artista por los fenómenos naturales: ríos, lagos, plantas, que dibuja con un estilo sencillo. Este dibujo, que también se conoce como P8 por su número de inventario, también llevó a confirmar que Da Vinci era ambidiestro y que partes del mismo se hicieron con una u otra mano.
Volviendo a lo interesante de la visita a Vinci, la mejor manera es hacerlo en coche desde Florencia, porque así tendrás la oportunidad de disfrutar los paisajes toscanos si utilizas la ruta escénica para poder explorar las localidades menos conocidas, sintiéndote por momentos en una pintura de Da Vinci. Puedes parar en Prato, en Pistoia o en Empoli y también incluir una visita a la granja de Anchiano en la que nació el artista.
Florencia
Visitar Florencia no sólo está recomendado en el año del quinto centenario del fallecimiento del gran artista renancentista, a Florencia hay que ir mínimo una vez en la vida y sentir el Síndrome de Stendhal. Puedes dividir tu visita entre admirar a Miguel Ángel o hacer una peregrinación por los sitios que marcan la vida de Leonardo. Imprescindible es la visita a la exposición que hay en el Palazzo Vecchio: "Leonardo da Vinci y Florencia. Páginas escogidas del Código Atlántico", prestadas por la Biblioteca Ambrosiana de Milán, podemos encontrar sus memorias sobre la esfera de cobre de Verrocchio (en cuyo taller trabajó) colocada en la cúpula de Brunelleschi, o de cuando visitaba el hospital de Santa Maria Nova para hacer sus estudios de anatomía, así como proyectos con el Arno y composiciones que dieron lugar al desaparecido fresco de la Batalla de Anghiari.
En Florencia también tiene su Museo de Leonardo da Vinci, donde hay una extraordinaria colección de sus máquinas y artefactos que se pueden tocar y probar. Es una iniciativa privada que no hay que perderse para admirar en toda su magnitud las maravillas que salían de la cabeza del genio renancentista.
París
Uno de los grandes lugares de peregrinaciones mundiales es París y su Museo del Louvre. Este antiguo palacio real en el banco derecho del Sena destaca por su grandeza, sus pirámides de cristal en el patio del siglo XIV y la Mona Lisa, que puede que sea la pintura más visitada del mundo. Si consigues salvar a las masas y ponerte frente a ella admirarás para siempre la sonrisa más icónica de la pintura. También en el museo hay casi un tercio de los fondos conocidos del artista.
Además de la Gioconda en otoño de 2019 el Louvre presentará una exposición única que mostrará al público dibujos y pinturas del maestro, así como los resultados de las últimas investigaciones que han profundizado en su vida y su inmensa productividad artística.
Clos Lucé, Amboise, Francia
El Castillo de Clos Lucé era la residencia de recreo de los reyes de Francia y fue donde Leonardo da Vinci pasó los últimos cinco años de su vida, hasta su muerte el 2 de mayo de 1519. Estaba allí como invitado del Rey Francisco I. Todo allí es Leonardo en estado puro, con especial atención a los lugares en los que trabajaba, los talleres y la biblioteca que utilizaba. También es imprescindible el paseo por el Parque Leonardo Da Vinci y el Jardin de Leonardo llenos de artefactos basados en sus diseños, colocados en los mismo jardines a orillas del Loira que él tanto disfrutó.
Milan
A Milán no se va sólo de peregrinación a ver el Duomo, o a pasear por las calles llenas de moda, o gastarse una millonada en un café dentro de la Gallería Vittorio Emmanuelle, no, se va a admirar el fresco más famoso de Leonardo da Vinci, aquel que pintó en el refectorio de la iglesia de Santa Maria de Gracia y al que se accede de manera muy controlada y con entradas agotadas con meses de antelación. El Cenacolo Vinciano no pertenece al convento en sí y su acceso es por otro lado y siempre se puede tener suerte y conseguir entradas no recogidas a última hora (nunca tanta felicidad sentí como en ese momento)
La famosísima pintura está en el muro norte del refectorio y Leonardo da Vinci lo pintó entre 1494 y 1498, en los tiempos de Ludovico el Moro, Duque de Milán. La expresión de las caras de los protagonistas, las posturas, el movimiento que transmite la imagen nos hace sentir parte de la escena gracias a la perspectiva.
Además estaremos muy atentos a todas las exposiciones que se están inaugurando en todas partes para conmemorar la fecha.
Imágenes | Free-Photos, Moshe Harosh, Image by Foundry Co, Kirk Fisher en Pixabay y Davide Oliva,