En 1922 Howard Carter y su equipo abrieron por primera vez en siglos la tumba más fascinante encontrada en el Valle de los Reyes, ahora, mucho tiempo después y tras exhaustivas restauraciones ese espacio funerario vuelve a lucir con el mismo (o más) esplendor que cuando la abrieron aquellos hombres. Tras diez años de trabajos termina la restauración de la tumba de Tutankamon.
Desde los primeros momentos de su descubrimiento se convirtió en lugar de peregrinaje para turistas y curiosos, incluso mientras se realizaban aún tareas de catalogación de los numerosos objetos que había. Carter y su gente tardaron diez años en vaciarla casi en su totalidad y siempre ha sido la gran atracción del Valle de los Reyes de Egipto.
La tumba aún conserva hoy en día muchos objetos originales, incluida la momia del mismo faraón (a la vista en una urna libre de oxígeno), el sarcófago con su tapa de cuarcita en el suelo, el ataúd exterior de madera pintada en oro y las pinturas de la cámara funeraria que representan la vida y muerte de Tutankamon.
Durante los años, la alta demanda para visitar la pequeña tumba hizo que las pinturas empezaran a deteriorarse debido a la humedad y al dióxido de carbono generado por los visitantes, que provocaban el crecimiento de microorganismos (se empezaron a detectar pequeñas manchas marrones). El polvo que introducían las visitas se fue depositando en las pinturas y provocó que se oscurecieran. También había daños físicos en los muros como rascaduras y abrasiones en zonas cercanas a la que los visitantes tenían acceso.
Curiosamente muchas de las misteriosas manchas marrones que había en las pinturas se demostró que ya estaban ahí cuando Howard Carter entró en la tumba. Se compararon minuciosamente las fotografías de aquellos momentos con las de ahora y no muestran crecimiento, así que también los restauradores confirmaron que sí, son de origen microbiológico, pero que ya están "muertos" así que no suponen ninguna amenaza.
Además de la dificultosa limpieza de muros y retirada de microorganismos todavía "vivos" se instaló un sistema de filtración y de ventilación de aire para mitigar todos esos efectos del polvo en suspensión y humedad. Y el "pequeño" detalle de que no se había realizado ninguna intervención desde 1922: estaba tal como la encontraron.
Los trabajos se llevaron a cabo por el Getty Conservation Institute (perteneciente al J. Paul Getty Trust) y el Ministerio de Antigüedades de Egipto, minuciosamente durante diez años, y a la vista de la gente, ya que no se cerró completamente al público en ningún momento. Ahora mismo está en perfecto estado de conservación para que generaciones venideras puedan seguir admirándola.
Imágenes | © J. Paul Getty Trust